«Granada se deshace entre el afán de protagonismo y la partitocracia»
La institución cuenta, por primera vez desde que se pusiera en marcha, con una sede propia, cedida por el Ayuntamiento por un periodo de 30 años
José Antonio Muñoz
Granada
Domingo, 4 de julio 2021, 23:54
El psicólogo granadino Jesús Ambel es el presidente del Ateneo de Granada, una institución cultural que, enraizada en la tertulia El Rinconcillo con Lorca y ... Falla, tomó por fin cuerpo en 2009, y ahora, por fin, estrena sede. Durante la pandemia, ha sido uno de los entes más activos, y de los primeros en descubrir la importancia de lo virtual en la difusión de la cultura. Desde hace un año, han organizado casi 200 actividades entre mesas redondas, conferencias y presentaciones de libros, y han participado en todas las iniciativas que se han puesto en marcha por el bien de la ciudad, como la puesta en marcha del tren Granada-Motril. El Ateneo quiere ser útil desde esa visión crítica que forma parte de su esencia.
–¿Cuál es el origen del Ateneo de Granada?
–Su origen se remonta a la tertulia El Rinconcillo, donde participaban Manuel de Falla y Lorca, hace un siglo, pero la nueva etapa del Ateneo se inició en 2009. José Carlos Rosales, Maribel Lázaro y Juan Castilla me antecedieron en la responsabilidad de ser presidente.
–¿Por qué es útil el Ateneo hoy?
–Pensamos que Granada tiene un capital intelectual enorme, reconocido incluso a nivel internacional, pero no existía un foro para hacer cristalizar esa inteligencia colectiva. Por eso, afronto esta responsabilidad con orgullo, pasión y la vocación de estar al frente el tiempo justo, los tres años marcados.
–En Granada tenemos tendencia a querer eternizarnos en los cargos...
–Esto es lo que Lacan llamaba «el narcisismo de las pequeñas diferencias». Granada se deshace entre el afán de protagonismo y la partitocracia, y desde el Ateneo queremos echar una mano para superar esas diferencias y unirnos en torno a los grandes proyectos. Uno de ellos, sin duda, es la candidatura a Capital Cultural en 2031. Pero si no empezamos a trabajar juntos, naufragaremos en ese empeño como en tantos otros. Tenemos muy claro que nuestro principal norte es trabajar por la democracia, la libertad y los derechos humanos. Por eso, nos entristece constatar la enorme brecha existente entre las instituciones –sobre todo, los partidos que las sustentan– y la sociedad civil.
–¿Cuál es su percepción sobre la candidatura de 2031?
–Creo que estamos todos de acuerdo en que hay mucho por hacer. De hecho, el local que ahora estrenamos y que vamos a adecentar se nos ha concedido por parte de la Concejalía de Patrimonio, y agradecemos a Eva Martín y a Luis Salvador la concesión, dentro de las acciones que se han puesto en marcha de cara a ese empeño. Este local va a ser un foco de cultura, y queremos centrarnos en el acercamiento de los jóvenes a esta, ofreciéndoles cauces para mostrar su talento. En Granada, hay muchos poetas, pintores, flamencos, músicos, menores de 35 años, que van a ser los auténticos protagonistas de Granada 2031. No lo seremos quienes ya estamos en el camino de regreso.
–¿Aspiran a convertirse, entonces, en una especie de 'think tank' de la cultura?
–El Ateneo es el 'tres en uno' de la maquinaria cultural y científica de la ciudad. Somos especialistas en sinergias, porque nunca nos ponemos por delante. Ahora vamos a realizar una acción con el aniversario de Chernobyl en el que estamos implicadas hasta seis asociaciones distintas, y estamos felices de que salga adelante. La Granada de hoy, como la de 1492, tiene relaciones con medio mundo, ahora desde el punto de vista intelectual, y tenemos que explotar esas potencialidades. Aquella Granada de 1492 cayó por causa de los 'notables'; debiéramos aprender para que 530 años después, esto no vuelva a ocurrir.
A la misma mesa
–¿Qué haría falta para evitarlo?
–Sentarnos a la misma mesa con afán constructivo. E ir todos a una. Pero antes, hay que dejar los egos y el narcisismo en la puerta.
–¿Qué modelo de Capitalidad Cultural defienden?
–Uno en que la inversión es tan importante como lo conceptual. Sabemos que infraestructuras como la Azucarera o la reforma del Palacio de Congresos son claves, pero estamos acostumbrados a trabajar sin sede. La cultura no es solo un festival, es el modo de relacionarse. Por eso, creo que de 2031 tiene que salir una ciudad amable y 'de cuidados': cuidado por la vida, básicamente. Pero ello requiere acuerdo. Europa no nos otorgará la Capitalidad en las condiciones en que estamos ahora.
–¿Cuántos socios tiene el Ateneo?
–Somos 120 socios que pagamos 10 euros al mes. Es decir, tenemos un presupuesto de menos de 15.000 euros al año. Necesitamos 100 socios más para poder acometer todas las obras que vamos a hacer en la sede y para seguir creciendo en actividad y proyectos. Queremos poner en marcha un Aula de Mayores en la que el inmenso capital intelectual que constituyen los catedráticos nefastamente jubilados pueda tener acomodo, sirviendo de guía a las generaciones futuras.
–¿Cómo se mantiene viva la llama de la cultura en una etapa de confinamiento?
–Con mucho esfuerzo. Algunos comenzamos con el Wordperfect 5.1 y nos hemos convertido en maestros del Zoom... (risas). La actividad virtual ha llegado para quedarse, y en esta sede, todas las actividades serán virtuales. Hace unos días organizamos una charla sobre la Granada de los 50, y en el coloquio vimos que entraba Miguel Ríos a explicar cómo fue la primera guitarra eléctrica que llegó a Granada. Eso es el Ateneo.
–¿Qué une a los ateneístas?
–El amor al saber. Es la única forma de salir de la depresión generalizada, un arma contra el escepticismo. Hace unos días comenté con mis hijos que he tenido suerte: viví la Transición política, y ahora estoy viviendo la transición hacia un nuevo modo de vida, donde el respeto hacia el medio ambiente sea la norma, y los modelos sociales se replanteen. Venimos de un mundo en el que durante 2.000 años ha triunfado lo único, y debemos caminar hacia lo múltiple.
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