Giulia Valle presenta el disco 'Carlos Cano en clave de jazz' en Granada
La contrabajista rinde homenaje al cantautor granadino en el teatro Isabel la Católica
Jorge Fernández Bustos
Granada
Lunes, 12 de abril 2021, 01:45
Posiblemente un músico sea universal no solamente cuando sus canciones sobreviven a lo largo del tiempo, sino también si son permeables a cualquier corriente que ... las enriquezca. Conocemos al Carlos cercano, con su guitarra o su pequeña orquesta; al Carlos Cano inquieto y justiciero, que reivindicó la copla y se acercó al fado y a los ritmos caribeños, al bolero y al tango. Un Carlos Cano universal, pero sobre todo andaluz; un andaluz de base, de su cara más mísera y necesitada. Lo que no conocíamos todavía era al 'Carlos Cano en clave de jazz', que es el nombre que recibe el disco que se presentó ayer por la mañana en el teatro Isabel la Católica, bajo la dirección de la contrabajista Giulia Valle. No se trata de un remedo de sus canciones con saxofón, piano y escobillas sobre los platos de la batería, sino una revisión completa, la lectura de una enamorada que llega a Cano casi de primeras y va descubriendo al artista, pero también al hombre, su sensibilidad y sus anhelos.
El resultado, como decimos, es un disco homenaje bajo los dictados de una música a la que Carlos era aún ajeno (todo llegaría), pero que le sienta a la perfección y se adapta a ella como un guante. Quizá, por la simple concisión jazzística, la voz es un instrumento más y como tal se mezcla en el conjunto hasta perderse en su misma propuesta. Puesto que son las canciones de Cano, posiblemente hubiera ganado el concierto, dándole cierto privilegio a la dicción.
La mañana comienza con 'Poco a poco', del disco 'A través del olvido', de 1986, con el que también comienza Valle a adentrarse en el cantautor granadino y en cierto modo a identificarse con él. Desde ese primer momento se pone de relieve el virtuosismo de los músicos, la calidad comparada de la propia Giulia, de origen italiano; la voz dulce y canora de la catalana Rusó Sala; el zaragozano Edu Pons con los vientos (saxo, clarinete y flauta travesera); la exquisita francesa Sandrine Robilliard al cello; el mexicano Mark Aanderud al piano; el gallego Dani Domínguez, preciso, a la batería.
En forma de bolero viene 'Baja de la luna', con un protagonismo importante del piano; en la 'Cueca de los querubines', el saxo tiene un solo memorable; y la 'Murga de los currelantes' aporta una grandiosa entrada de bajo. 'Luna de abril' suena en catalán, solo con voz y piano; 'María la Portuguesa' tiene cadencia de tango; y el desgarrador 'Romance a Ocaña' requiere el ayeo de la propia Giulia.
'Un vaso de té verde' es simplemente una maravilla, acompañada solo con batería y la contrabajista haciendo los coros. El final es 'Siempre', la canción que le dedicó Carlos Cano a Lluis Llach, que como no podía ser menos combina el catalán y el español. Para el bis Rusó Sala coge la guitarra pero anecdóticamente pierde la voz.
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