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Luis García Montero, durante el acto de toma de posesión de su nuevo cargo como director del Instituto Cervantes en la sede del Instituto Cervantes. Mariscal (Efe)
García Montero sueña con llevar el Instituto Cervantes a Miami y Washington

García Montero sueña con llevar el Instituto Cervantes a Miami y Washington

Pide más recursos para relanzar el español en el mundo, pero también para tratar «con dignidad» a los trabajadores de la institución

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Miércoles, 1 de agosto 2018, 23:07

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Luis García Montero confesó este miércoles, en su toma de posesión como director del Instituto Cervantes, que su sueño es abrir centros para la enseñanza y promoción del español y del resto de lenguas cooficiales y culturas españolas en Washington y en Miami y extender la influencia idiomática y cultural, también con nuevas sedes de la institución, a puntos donde ahora su presencia es nula o testimonial, como el África subsahariana o Asia. Si lograse sus objetivos ampliaría las 87 sedes en 44 países con que ya cuenta el instituto y alcanzaría puntos clave para la promoción del idioma en Estados Unidos, donde ya hay presencia del Cervantes en Alburquerque (Nuevo México), Nueva York, Boston, Chicago y Seattle.

El poeta y catedrático granadino prometió el cargo en el enorme vestíbulo de la sede principal del instituto en Madrid, acompañado por la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y cuatro ministros (Asuntos Exteriores, Educación, Cultura y Justicia), y arropado por decenas de miembros del mundo de la cultura, entre ellos su esposa, la escritora Almudena Grandes, y por amigos como Joaquín Sabina, Miguel Ríos, Nuria Espert, Pilar Bardem o los cineastas Fernando León de Aranoa o Montxo Armendáriz. Al acto de quien en 2015 también fue el candidato de Izquierda Unida a la presidencia madrileña no faltaron políticos como Cayo Lara o Ángel Gabilondo y el histórico dirigente de la UGT y el PSOE Nicolás Redondo.

En un discurso en el que simuló un diálogo con Don Quijote, García Montero explicó la necesidad de «una diplomacia cultural de energía panhispánica, con el idioma como puente entre España, Europa y Latinoamérica». Indicó que así como su «maestro» Francisco Ayala, desde el exilio republicano en Buenos Aires, defendió una «perspectiva hispánica para la democracia», frente al estalinismo y el mercantilismo norteamericano, ahora «la perspectiva iberoamericana es una necesidad en la Europa del 'brexit', en el trance de la cultura hispánica en EE UU y en la defensa de los derechos humanos en cualquier parte del mundo».

Su ambición es recuperar y potenciar los compromisos originales que llevaron hace 27 años a crear el Instituto Cervantes, como fueron promover universalmente la enseñanza y el uso del español, contribuir a la difusión en el exterior de «nuestras creaciones» y «defender, promocionar y difundir las culturas de las nacionalidades y regiones que integran la nación española».

Loa al compromiso

El nuevo director dejó claro que para todos estos planes hace falta dinero. «Confieso -dijo- que voy a ser uno más de todos los cargos públicos que, después de años de recortes, se pondrá en cola y pedirá al Estado un poco de oxígeno». No obstante, precisó, que el aumento de presupuestos, además de para cumplir con su tarea, lo pedirá para «tratar con dignidad al mayor patrimonio de la institución, los hombres y mujeres del Cervantes», que en los últimos años han suplido con «vocación» la falta de medios y la pérdida de derechos laborales. Añadió que, de hecho, gracias a estos profesionales el Cervantes le «sale muy barato al Estado», pues autofinancia casi la mitad de su presupuesto gracias a sus actividades culturales y académicas, en especial con la expedición de certificados oficiales de dominio del español. «Cada español invierte un poco más de un euro al año para sostener las posibilidades internacionales de su idioma como ámbito de conocimiento y diálogo intercultural», resumió.

«No me avergüenzo de mi compromiso político». El nuevo director del Cervantes citó a Antonio Machado para reivindicar su militancia en las ideas de izquierda y prometió ejercer el cargo con responsabilidad y exigencia, y con respeto al bien común y a la independencia de los profesionales. Cumplirá sus tareas, aseguró, «comprometiéndose con la dignidad de la gente, única propietaria de su idioma, y con lealtad a la memoria de mis mayores y a la forma en la que siempre se opusieron al trágala de los poderes salvajes pronunciando palabras como Derecho, Constitución, Libertad, Igualdad y Fraternidad».

García Montero concluyó sus palabras con la lectura de uno de sus poemas, dedicado al idioma y publicado hace diez años dentro de su libro 'Vista cansada'. El epílogo le sirvió para reivindicar la poesía: «Para mí, un compromiso con la verdad de las palabras, un lugar de resistencia contra esa bellaquería posmoderna y agónica que ha dado en llamarse posverdad».

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