Agustín Barajas

Bailaor y coreógrafo

«García Lorca es una fuente inagotable de inspiración»

–Año tras año vemos espectáculos basados en la obra y en la vida de Federico. ¿García Lorca es inagotable?

–Sí, Federico es una fuente inagotable; él es vanguardia, porque su poesía se ajusta a todos los estilos y a todas las visiones que un intérprete o director quiera darle; es atemporal. Y cuanto más te adentras en su trabajo más cosas descubres que te inspiran.

–¿Por qué cree que se le considera el poeta más flamenco?

–Federico es flamenco, es tradición y folklore… Es una fuente inagotable de inspiración, como digo, por sus poemas, sus obras teatrales, sus canciones y composiciones… Siempre que acudes a él nace la creatividad. Él supo llevar, a través de las letras, el flamenco a todos los lugares del mundo. Y grandes como Camarón, Morente, Carmen Linares… hicieron obras sublimes, que hacen que el matrimonio Lorca y Flamenco sea eterno.

–¿Cuál ha sido su punto de partida para crear 'Tierra de Lorca'?

–La necesidad de hacer algo para Granada, siendo como soy un enamorado de Federico desde pequeño. No pretendo hacer un Lorca, sino algo basándome en sus obras y su poesía. En Buenos Aires, llegó a mis manos una conferencia que dio en 1933, donde describía, contaba y cantaba cómo era su ciudad de noviembre a noviembre, y me sentí tan identificado por cómo la describía desde la lejanía y la añoranza de un granadino que está fuera, que dije: «esto hay que llevarlo al escenario». Una conferencia muy corta, pero llena metáforas a través de los colores, olores y sonidos… y pensé que es cómo la describo yo, el Agustín de la calle Elvira que conoce muy bien esos lugares.

–¿De qué trata la obra? ¿Quién le acompaña??

–'Tierra de Lorca' es un espectáculo de baile flamenco, de cante y guitarra, con la visión que tengo yo, y siempre rodeándome de grandes profesionales que hacen engrandecer todo, como Manuel Heredia, señero cantaor de nuestra ciudad, que siempre que puede está conmigo; Sergio el Colorao, cantaor sublime, con el que coincidí este verano en 'Pineda', en el Generalife; Marcos Palometas, de la generación joven de la guitarra granadina y que está haciendo grandes cosas; Alberto Raya, pianista y acordeonista, que aporta nueva visión musical; y el baile de Rocío Montoya, Estefanía Pérez y Alba Fajardo, bailaoras granadinas, jóvenes y con ganas.

–Lleva un tiempo fuera de Granada, pero siempre vuelve. ¿Es una necesidad regresar a la tierra de uno?

–Yo lloro por Granada. Adoro mi tierra, la sueño desde la distancia, y ¡ojalá no tengas que alejarme de aquí para poder abrirte en este mundo! Granada alinea los sentidos y me ubica en lo que soy y en lo que quiero ser y hacer. Y mi manera de agradecérselo es dedicándole cosas.

–¿Echa de menos su etapa en la televisión?

–En mi carrera tengo muchas etapas, la de televisión es una de ellas, que me regaló muchas vivencias y aprendizaje a la vez que madurez. Pero era una tapa que se tenía que cerrar y recuerdo con mucho cariño. Sentía la necesidad de evolucionar como bailaor, intérprete y coreógrafo… y hacer otras cosas. Le estoy muy agradecido a la tele por hacerme llegar a tantas personas que luego me ha descubierto como solista.

–¿Cuál sería su sueño para su tierra, para el flamenco y para usted como bailaor?

–Que Granada esté reconocida como se merece, como cuna del flamenco, con un patrimonio cultural y artístico inagotable, y que se trabaje con el cariño y el amor que se merece. Y para mí como bailaor, que se reconozca el trabajo de esta joven generación que trabajamos creando producciones propias, luchando y dejando la piel y el alma. Que Granada y su institución apoye y ayude para poder crecer y ofrecer tanto que quiero dar. En este caso, agradecer a este ciclo Granada 365 por dejarme abrir y darle visibilidad a mi trabajo. Quiero estar conectado a mi ciudad de muchas maneras y aquí me va a tener para hacer grandes cosas.