Fresu & Bonaventura: místicos y oceánicos
El dúo inaugura el Festival de Jazz de Granada, que otorgó su mención de honor al músico italiano
Juan Jesús García
Lunes, 7 de noviembre 2022, 00:01
Paolo Fresu es hoy uno de los músicos italianos más conocidos y apreciados del mundo con más de 350 discos publicados (cien a su nombre) ... y casi 200 conciertos al año, de hecho estos días aparece también en otros festivales cercanos con proyectos diferentes: ¡interpretando a David Bowie! Está claro que es un músico de visión periscópica 360º, que va del barroco al rock, con grandes orquestas de jazz o clásicas, pero también en vehículos minimalistas como el dúo, y así lo hemos escuchado ya por aquí, emparejado con Chano, con Omar Sosa, y ahora en el concierto inaugural del Festival de Jazz con Daniele di Bonaventura. Acaso su fórmula más libre.
El músico sardo fue honrado en el preámbulo del concierto con la mención del festival, entregada por la responsable municipal del Área de Cultura. Porque el Ayuntamiento, aunque sea con una cantidad simbólica que apenas da para el equipo de sonido, es la única Administración que colabora con este festival, donde se echa de menos entidades muy generosas con otras citas como la Junta, la Diputación y algunos conocidos patrocinadores granadinos que están en otros muchos programas de otras provincias. Las cosas de 'Graná'. «El Jazz es la música de la integración y de la paz, es la música del mundo», aseveró el trompetista en los agradecimientos a la medalla antes de entrar en faena.
Aunque el bandoneón es de origen alemán, absolutamente todos los tenemos asociado a la música argentina, acaso por esa ubicación imaginaria el concierto nos sonó a porteño, subrayada esa impresión cuando cerraron el set principal con 'El Choclo'. Pero hubo más, y de más ubicaciones.
Daniele di Bonaventura y Fresu tienen varios discos conjuntos, incluso de tango, canciones navideñas y música antigua, como el trabajo sobre el Laudario di Cortona, del siglo XIII. Ni qué decir tiene que la empatía personal se traduce en un entendimiento absoluto, incluso con algún chiste sonoro para relajar la espiritualidad y la intensa emocionalidad de lo escuchado. Es bien conocida la voz del trompetista, con ese lirismo que es pura brasa, heredado de Davis y Chet Baker (a los que ha 'tributado' en muy diversas ocasiones); el procesamiento electrónico de sus instrumentos le permite añadir efectos insospechados a un discurso, en el que la respiración y los silencios, así como su gestualidad tan particular, contribuyen a la intimidad y la tensión, tanto sonora como visual.
'Místico Mediterráneo' se llamó el primer encuentro de ambos músicos, aunque ahora saltan océanos, para ir a Argentina, a Uruguay ('Se va la murga', del grandísimo roquero montevideano Jaime Ross), Brasil ('Oh que sará' de Chico Buarque) o Chile, cerrando la noche con una bellísima 'Te recuerdo Amanda', y el recuerdo a un concierto multitudinario en Santiago de Chile, en el que ante 3000 personas «los que habían pagado, y mucho miles más fuera del recinto», como dijo, escucharon con reverencia, de pie y en silencio absoluto, la mítica canción de Víctor Jara.
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