El Festival de Poesía, entre voces perdidas y justos homenajes
Mercedes Soriano y Ana Ajmátova, reivindicadas por Miguel Ángel Muñoz y Eduardo Jordá, pórtico del tributo en verso y música a la poeta Mariluz Escribano
José Antonio Muñoz
Granada
Viernes, 22 de octubre 2021, 00:18
La cuarta jornada del Festival de Poesía, que hoy llegará a su fin en el inmejorable marco del Palacio de Carlos V en la Alhambra ... con Víctor Manuel, transcurrió en el Centro Lorca entre voces jóvenes, otras desaparecidas a la fuerza o por propia voluntad, mujeres que formarán parte del canon y una que permanecerá para siempre en la memoria de quienes la conocieron y de quienes, con el andar del tiempo, la incorporarán a su acervo vital.
El primer caso, el de las voces desaparecidas, fue objeto de una interesante charla organizada por Granada, Ciudad de la Literatura Unesco, y en la que participaron los autores Miguel Ángel Muñoz y Eduardo Jordá, a quienes acompañó en el escenario Jesús Ortega. Juntos dialogaron en torno a dos figuras que de repente hicieron mutis por el foro, por muy diversas razones. La primera, Ana Ajmátova, de quien ha escrito una autobiografía de ficción Eduardo Jordá, y quien fue silenciada por el régimen soviético, y Mercedes Soriano, quien por propia voluntad, en la cumbre de su carrera literaria, en los años 80, decidió retirarse del mundo, y en torno a cuya figura ha escrito una novela Miguel Ángel Muñoz. Fue una interesante conversación sobre lo que significa escribir, sobre el significado de la dialéctica entre presencia y ausencia, la relación de los autores con el público –algo clave en el mercantilizado panorama literario actual–, el ambiente social y literario... Leer a escritoras libres e insobornables, a pesar de las circunstancias, como las dos citadas, supone una experiencia enriquecedora, como destacaron ambos escritores.
Con nombre de mujer
Fue una tarde que dio voz a las ausentes y a las presentes. Porque presentes estuvieron Ángeles Mora, Juana Castro, María Rosal y Mari Ángeles Pérez López, quienes leyeron sus versos, a veces divertidos, otras irónicos, siempre verdaderos, con la compañía sobre el escenario del crítico Manuel Gahete.
La última hora del jueves estaba reservada a la emoción. La que pusieron sobre el escenario la profesora Remedios Sánchez, que dio un paso al frente para poner voz a los versos de su maestra, Mariluz Escribano, y la voz siempre limpia y expresiva del cantaor hueteño Juan Pinilla, acompañado por David Caro a la guitarra. Los textos de Fernando Valverde fueron el puente sobre el que se tendió la imagen siempre presente de Mariluz lo mismo que se tendía entre el verdor de la Huerta de San Vicente en su edad más temprana.
El público interrumpió en numerosas ocasiones para aplaudir el desempeño de Pinilla y Sánchez, quienes repasaron la vida, pequeños y grandes acontecimientos de la existencia de la profesora y poeta en sus propias palabras. De una Granada en guerra que había matado tanto a su poeta como a su padre, hasta una que peleaba por su futuro, Mariluz siempre estuvo ahí.
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