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Matthias Goerne, anoche durante la interpretación de los lieder de Schubert, con Alexander Schmalcz, al piano. Fermín rodríguez
Schubert vuelve a deleitar en el Patio de los Arrayanes
Festival Internacional de Música y Danza de Granada

Schubert vuelve a deleitar en el Patio de los Arrayanes

La voz de Matthias Goerne y el piano de Alexander Schmalcz pusieron música a las maravillosas canciones del genio vienés en una noche mágica de julio

josé antonio lacárcel

Jueves, 8 de julio 2021, 02:00

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Franz Schubert (1797-1828) nos ha convocado en la noche del miércoles, en el Patio de los Arrayanes, para disfrutar de la tercera schubertiada de esta 70 edición del Festival de Granada. Nadie que ame de verdad la música, nadie que se sienta conmovido al escuchar las maravillosas canciones que compusiera Schubert, a lo largo de su corta pero fecunda vida, puede desestimar esta invitación, en una noche mágica de julio, en un escenario único, donde parece que el compositor austriaco suena mejor que en ningún otro sitio, esta vez con los poemas que escribiera Wilhelm Muller.

Si Schubert nos convoca con el regalo de sus lieder estamos seguros de que vamos a disfrutar de una auténtica schubertiada, como las que vivía en la refinada Viena del XIX la juventud artística que se reunía alrededor de poetas y con la presencia del gran músico, subrayando con el milagro de su creación musical la fuerza y la belleza de unos escogidos poemas.

Hemos asistido a la tercera schubertiada, con la presencia de un cantante muy conocido del público granadino como es Matthias Goerne, acompañado al piano por el excelente instrumentista Alexander Schmalcz. Y el programa, la colección titulada 'La bella molinera'.

Conocido de sobra del público granadino, Goerne sigue gozando de un notable predicamento en nuestra ciudad, ganado a pulso por sus buenas actuaciones, por las condiciones que reúne como excelente barítono liederista (pido que se me perdone este vocablo que es poco ortodoxo), por el bonito timbre de su voz y por la indudable calidad, temperamento y sentimiento que pone en cada una de sus actuaciones. 'La bella molinera', por su diversidad, por la belleza impresionante de sus melodías, por ese juego entre distintos y encontrados sentimientos, es una colección de canciones que, indudablemente, ponen a prueba a un intérprete.

Y hay que reconocer que Goerne ha salido más que airoso de esta prueba contando, no podemos ni debemos olvidarlo, con la colaboración acertada y muy importante para el cantante de un pianista de la capacidad expresiva, de la calidad demostrada, como es Alexander Schmalcz, muy atento a la labor que Schubert exige del piano y también cuidando al máximo al cantante del que ha sido un colaborador eficaz.

In crescendo

El recital, como suele ocurrir cuando se interpreta una colección de lieder de Schubert, ha ido in crescendo, como diríamos en lenguaje musical. Cada vez mejor, con una mayor precisión, con una mayor claridad de ideas, poniendo algo más que la voz, el alma, al seguir los hermosos versos de Muller y poder recrear la música, inspirada, bellísima, de alta calidad, que escribiera Schubert.

Ha sido un recital gratísimo. Celebro que se subtitulen las canciones porque así se comprende mejor el hálito poético que sirve de inspiración a Schubert. Goerne ha alternado momentos de fuerza, de pasión, con otros llenos de lirismo, sirviendo con su voz al deseo del compositor que subraya felizmente las ideas poéticas que contienen los poemas. Algunos de ellos los ha bordado, como por ejemplo el titulado 'El curioso', lleno de elegancia, de una poesía que trasciende de los versos y se hace realidad en una música llena de belleza. O el bellísimo lied titulado 'Flores secas', o el de 'El molinero y el arroyo' para culminar una buena actuación con la 'Canción de cuna del arroyo'.

En general, ha sido una noche gratísima aunque hay que anotar en las incidencias la manifestación de enfado del señor Goerne respecto a lo que hayan hecho unos espectadores situados bajo las arcadas donde actuaban Goerne y Schmalz. No sabemos qué es lo que ha pasado pero ha interrumpido un momento su actuación, ha recriminado algo y después ha continuado. Y como tantas veces ocurre, un grupito ha aplaudido. Pero hombre… Pero esto ha entrado en el terreno de lo anecdótico. Lo importante es la presencia de Schubert y una interesante actuación de los intérpretes.

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