Una Peña sin pulir en la Huerta
Jorge Fernández Bustoa
Martes, 4 de julio 2023, 00:24
El flamenco es una carrera de fondo. No hay que tener prisa. Sólo hace falta la afición y un mínimo de facultades, aunque también ayuda ... la tradición. Si ya tienes unos apellidos que te avalan y un pasado prometedor, el camino se te allana. Fernanda Peña, familia de Diego Fernández Flores, El Lebrijano, Pedro Peña, Los Pininis, La Rumbilla o Dorantes, marcó su impronta este domingo en la Huerta de San Vicente, dentro de los conciertos gratuitos del FEX. Con una voz abierta y clara, esta lebrijana, de profesión enfermera, quiso adaptar su entrega a la ciudad de Granada, acordándose mayormente del maestro Morente. Así, vestida de fiesta, en un concierto que resultó demasiado corto, se acercó en primer lugar a 'La leyenda del tiempo', del Ronco del Albaicín, pero llevándolo a su terreno y haciendo del 'naneo' de los tientos una tímida entrega jazzística. Seguidamente, sin abandonar la tierra, abordó la granaína, tal como se la enseñó su tío Curro Malena, recientemente desaparecido, algo recortada en un principio y valiente en su final; para regresar a Morente con 'La Estrella', unos tangos a los que se enfrenta con su temperamento natural, que hicieron el gusto de los espectadores. A todo esto, la arropaban: Víctor Franco, un correcto guitarrista de Sanlúcar, que convenció de todas todas, y los palmeros granadinos Miguel Rodríguez 'el Cheyenne' y José Cortés 'el Indio' (que estaban poco amplificados). Una bella canción de Lole y Manuel, 'Desnudo', que acabó en pie, con micrófono en mano, puso un tácito final a lo que pudiéramos llamar la parte 'ligera' del espectáculo.
Fernanda, con un pie en la tradición, no pudo olvidarse de las seguiriyas. 'Pugna' son las seguiriyas, que ella llama del siglo XXI y que dan nombre a su espectáculo. También es su debut como cantaora, presente en las redes sociales (aunque en éstas está pasada por el filtro de la electrónica). A voz de pronto, visto lo visto, la seguiriya le venía grande, la llevaba arrastras y carecía del desgarro necesario que se le debe dar a este cante dramático. No así por bulerías, cantadas desde su mitad de pie, a boca de escenario, acompañadas de un bailecito, como debe ser, en las que le da un aire a Luis de la Pica y acaba por cuplé, al gusto de Lebrija. Un recital con sabor, pero escaso.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión