«Mostramos el enfrentamiento entre arte y poder»
Daniel Doña | Bailarín y coreógrafo ·
El granadino presenta 'Campo cerrado', su nueva coreografía, recién estrenada en Bilbao, en el Palacio de los Córdova, dentro del FEXJosé Antonio Muñoz
Granada
Martes, 14 de julio 2020, 01:47
Daniel Doña (Granada, 1977) es uno de los grandes exponentes de la danza en nuestro país. Galardonado con el premio Ojo Crítico y el premio ... Max, llega a su querido Festival Extensión, en el que ha participado y ha ejercido como coreógrafo, con su más reciente creación, 'Campo cerrado', estrenada hace unos días en Bilbao.
–¿Qué es 'Campo cerrado'?
–Mi más reciente espectáculo, creado e ideado para espacios abiertos y no convencionales. Un trabajo que ha sido seleccionado por la red Acieloabierto para su circuito 2020. Fuera de la red y con carácter de estreno absoluto en Andalucía, lo presento aquí, en mi tierra, en el FEX.
–¿Cuál es su fuente de inspiración'
–La pieza está inspirada en la exposición que en 2016 impulsó el Museo Reina Sofía de Madrid –Campo cerrado. Arte y poder en la posguerra española. 1939-1953–, y que tomó la primera parte de su título de la novela del escritor hispano-mexicano Max Aub, donde sus textos exploran y repiensan el panorama cultural y artístico del primer franquismo. Después de mucha lectura y largas horas de investigación, creí acertado seguir manteniendo el titulo de 'Campo cerrado' para este trabajo coreográfico porque sintetiza en dos palabras, qué significó o provocó la posguerra en las artes, y, sobre todo, en la relación entre arte y poder en aquel período, y cómo los artistas instrumentaron su adaptación o su resistencia. Curiosamente estos conceptos cobran relevancia en la actualidad después de la crisis sanitaria que hemos atravesando a nivel mundial.
–¿Qué quiere contar con este nuevo espectáculo?
–En 'Campo cerrado' nos inspiramos en el imaginario de una España con aire de posguerra, asfixiante y autárquica, pero en la que a pesar de todo, artistas con nombres propios fueron capaces de buscar vías de desarrollo artístico que consistían en recuperar las estructuras tradicionales como señas de identidad común para proyectarlas hacia las distintas vanguardias. Estos artistas nos demostraron que entre la resignación y la resistencia existía la cultura. Nada fácil en una época en la que cobraron especial relevancia las alianzas y los enfrentamientos entre arte y poder, alcanzando pleno significado conceptos como resiliencia y reinvención, pero también exilio interior.
–¿Qué supone dentro de su evolución como artista?
–Ha sido el primer trabajo coreográfico en el que profundizo sobre un momento histórico. Después de mucha lectura e investigación (en solitario y en equipo) me sentía capaz de abordar un tema tan complejo como apasionante. El reto era ser capaces de construir un mapa con distintos personajes, capaces de mostrar y hacer una lectura alternativa de la Historia a través de nuestra reinterpretación de documentos, archivos sonoros y testimonios, darles forma y hacerlos crecer dramatúrgicamente.
También ha sido la primera vez que he tenido la oportunidad de confeccionar un proceso de investigación y creación con el apoyo de tres plataformas de Residencias Artísticas y sus dotaciones humanas y técnicas: BenAmil, Residencia de Creación Rural de Enguera-Valencia, SAT (Sant Andreu Teatro) y Fabra i Coats, Fábrica de Creación, ambas en Barcelona. Tener lugares de creación propicios y preparados es imprescindible para cualquier creador 'freelance'.
–¿Qué elementos tiene? ¿Qué novedades incluye?
–Si hay algo que caracteriza este trabajo coreográfico es el uso de unos sombreros cordobeses de dimensiones gigantes, que aunque puedan parecer simplemente estética, detrás de ellos hay mucho de represión, opresión y exilio interior, aunque es indiscutible que imprimen una estética muy atractiva y teatral que creí necesaria para este trabajo en espacios abiertos. Ha sido muy difícil dominar, integrar y relacionarnos con un elemento que durante veinte minutos nos cubre la cara y no nos permite tener la cabeza recta
–¿Con qué compañía cuenta?
–Es esta ocasión, además de Cristian Martín que es bailarín colaborador habitual de mis producciones, cuento con la bailarina catalana Miranda Alfonso. También en esta ocasión la dirección escénica es del también catalán Jordi Vilaseca. En esta ocasión la coreográfica la firmamos los cuatro.
–¿Qué supone regresar al FEX, un festival que le es tan querido?
–Siempre es un placer volver a la tierra, también un privilegio mostrar mi trabajo en un marco que es referente a nivel mundial como es el Festival de Música y Danza de Granada y más este año, cuando es uno de los pocos Festivales que desde el principio tuvo claro que era necesario mantener el compromiso adquirido con las compañías programadas.
–¿Cuáles son sus planes de futuro?
–Este mes de julio comienzo a trabajar como director escénico y orientador coreográfico del espectáculo 'Márgenes' del bailarín y coreógrafo Cristian Martín, que estrenaremos en Los Teatros del Canal de Madrid los días 23 y 24 de septiembre. En octubre comienza la gira nacional de 'Retrospectiva 2.0' en el SAT de Barcelona, pasando por Valencia, Córdoba y Cáceres, y si todo sale bien en diciembre volveremos a Abidjan (África) a desarrollar un trabajo con el departamento de danza del ISAAC gracias al programa Acerca que impulsa la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión