Última cita matinal con Bach en San Jerónimo
José Antonio Lacárcel
Domingo, 16 de julio 2023, 00:00
La verdad es que en el excepcional escenario de la iglesia del Monasterio de San Jerónimo, es en donde parece saborearse mejor la gran música ... del genio dieciochesco cuya obra, cuya importancia cuya trascendencia va dilatándose, creciendo, a lo largo de los siglos. Y como ya he escrito muchas veces, esta ahí la fuente inagotable de donde mana la riquísima producción de Bach. Vuelvo a insistir: los escenario son mucho más importantes de lo que a primera vista puede parecer. Si el mejor gregoriano debe escucharse en el silencio íntimo de una iglesia románica, un grandioso creador como Bach parece que tiene su sitio, su trono musical, en un escenario tan hermoso, tan impactante como es el monasterio de San Jerónimo.
Algunos apuestan por las posibilidades que tiene un auditorio. Por supuesto, pero el Festival es otra cosa, no es sólo escuchar música, sino que también debe contar el escenario donde van desarrollándose las distintas etapas de este festival que, en la presente ocasión, cumple setenta y dos años. Así que una obra colosal como es la Johann Sebastian Bach, parece escucharse mejor en un marco como el citado de San Jerónimo cuyo portentoso retablo mayor es el digno lugar donde Bach suena más Bach, donde su impresionante obra religiosa tiene un sitio de ubicación perfecta.
Y una vez más, en los conciertos matinales del fin de semana, hemos podido asistir a uno de esos buenos, buenísimos acontecimientos musicales, esta vez con el genial Bach como motivo, argumento y justificación, y que nos ha llegado a través de diversos fragmentos de distintas cantatas culminándose ese gran Bach, con el motete 'Jesu, meine Freude'. Y para trasladarnos lo mejor del gran compositor ,hemos tenido como intérpretes a los miembros de la Academia Barroca del Festival de Granada, dirigidos por Carlos Mena. A sus órdenes hemos podido escuchar a las sopranos Soraya Méncid y Laura Rivas; a los altos Serena Pérez y Juan Manuel Morales; los tenores Raúl Jiménez y Luken Munguira y los bajos Roger Casanova y Julen García. En la parte instrumental, Darío Tamayo como clave y órgano positivo; Héctor Hervás, como violonchelo; Sergio Bermúdez, tiorba. Todos ellos han actuado con la suficiente pericia, con la suficiente honradez artística de habernos ofrecido un importante recital Bach.
Porque el gran compositor ha sido el protagonista indiscutible de este concierto matinal no voy a enumerar uno por uno los fragmentos interpretados, todos ellos pertenecientes a diversas cantatas. Pero sí que tengo que destacar que la interpretación ha sido acorde con la categoría del programa. Quizá el órgano positivo ha tapado un tanto las voces, sobre todo en los fragmentos de arias mientras que era el clave el acompañamiento que mejor resultado daba en relación con los cantantes. Todo el programa ha revestido interés y ha sido bien interpretado. Pero sobre todo ha resultado extraordinaria la versión que se ha hecho del 'Motete Jesu, meine Freude, BWV 227'. La enorme belleza y solemnidad de este motete ha supuesto un punto final, un timbre de gloria para culminar un concierto. Las voces muy ajustadas, frescas y algunas de ellas muy bellas. Buena capacidad interpretativa instrumental y dirección eficaz, sobria y muy respetuosa la de Carlos Mena.
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