Magia en los Arrayanes
José Antonio Lacárcel
Martes, 18 de julio 2023, 23:19
La noche del domingo en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra tuvo un aroma especial, y no precisamente el que despedían los preciosos ... arbustos que dan nombre al patio, al que también conocemos como de la Alberca por el hermoso estanque en cuyas aguas se refleja la torre de Comares y que viene a ser como un símbolo, como un icono universal del Festival granadino.
¿Recuerdan aquel cartel de Rubinstein tocando en ese mismo patio? Pongamos freno a la imaginación y volvamos a nuestro tiempo porque, inevitablemente, me veo en la lejana noche de junio de 1968 escuchando al gran maestro Rubinstein en un programa íntegramente dedicado a Chopin.
Pero paremos en las evocaciones, no nos perdamos por los caminos de la nostalgia. Volvamos a la realidad, a la concreta de la noche del pasado domingo 16 de julio del presente año.
Y qué realidad. Cómo podemos comunicar a nuestros hipotéticos lectores todo el caudal de música, de ciencia artística, de las bases de la composición, todo ello con la suerte de poderlo escuchar en esa noche mágica de julio en la que volvimos a encontrarnos y a sumergirnos en el mundo del gran coloso del Barroco: Johann Sebastian Bach. Si en la noche anterior pudimos degustar en el Carlos V toda la belleza y hondura de Händel, el otro gran exponente barroco, ahora nos adentrábamos en lo que podemos considerar la base fundamental de la forma de componer, de hacer la música tal y como ahora la concebimos. Bach es barroco, pero eso sería restringir su influencia. Bach es eterno porque en él está la fuente de la que mana la mejor música, la más auténtica. Bach ejerce una influencia decisiva en los compositores posteriores, en todos los estilos. Bach es la música.
Y para que llegara a nosotros en todo su esplendor 'El arte de la fuga' se contó con un cuarteto de gran categoría artística, capaces de acometer la empresa y culminarla de la mejor manera, con la perfección interpretativa, con la sencillez que parece emanar de toda la obra. Nos referimos al Armida Quartett, cuyos miembros hicieron posible que pudiéramos saborear en toda su gran dimensión este formidable edificio contrapuntístico donde no se especifica la instrumentación pero que puede pensarse que Bach está escribiendo teniendo presente el órgano.
Por ello resulta muy apropiado ofrecer esta versión en cuarteto de cuerda donde puede advertirse con toda nitidez el enorme trabajo creador de Bach.
Versión la de Armida Quartett perfecta, bien imbuída del espíritu, de la técnica, de la capacidad científica del compositor. Versión que perdurará en el recuerdo de los buenos aficionados, versión que nos hizo pensar que estábamos estudiando y asimilando lo que es el arte de la fuga.
No se ha podido cerrar de mejor manera el ciclo camerístico. Broche de oro de Armida Quartett y formidable Bach, al que siempre estaremos agradecidos.
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