Una iglesia bellísima para el Coro Joven
José Antonio Lacárcel
Viernes, 7 de julio 2023, 00:31
Un coro joven integrado por jóvenes intérpretes –valga la redundancia– y dirigidos por un maestro también joven pero con espléndido curriculum, el asturiano Marco Antonio ... García de Paz. Bajo su dirección está ahora el Joven Coro de Andalucía que ayer tarde –con un calor tremendo– actuó en un marco no muy habitual pero de una belleza impresionante: la iglesia del Monasterio de Santa Isabel la Real, un iglesia bellísima, un verdadero tesoro artístico que no siempre es visitado, como se merece, por propios y extraños. Uno de esos lugares cargados de historia y de arte que deben constituir legítimo orgullo para los granadinos. Pues ese fue el escenario de la actuación del Joven Coro de Andalucía que ofreció un concierto de alto nivel por la calidad de las obras y autores interpretados –William Byrd, Tomás Luis de Victoria y Claudio Monteverdi– y por el buen hacer del coro y de su director, sin olvidarnos la buena aportación que hicieron los instrumentistas –violines, sacabuches, bajón, clavicémbalo y tiorba– contribuyendo todos a que el público que llenó por completo el hermoso templo saliera bien satisfecho con lo que había escuchado.
La actuación de los jóvenes coralistas andaluces me pareció que iba de menos a más. Quizá las cinco piezas de Byrd resultaron menos lucidas o al menos así me lo pareció. Posiblemente porque la gran belleza de las obras de Victoria y Monteverdi pudieron empalidecer un tanto esta primera parte de un programa elegido con mucho cuidado y que podía llegar fácilmente al publico a pesar de la complicación técnica que podía presentar. Estuvieron bien, repito, en las cinco pequeñas y grandes obras de Byrd. Pero, a mi juicio, ya en la antífona de Victoria 'Alma Redemptoris Mater' el coro pareció crecerse hasta llegar a alcanzar un alto nivel que mantuvo a lo largo de todo el concierto. Esta antífona, de una belleza y una calidad, excepcionales, iba a dar paso a la espléndida misa del mismo título de Victoria. Hubo empaste, seguridad en las voces, seguridad que se transmitía desde el podio donde García de Paz conseguía los mejores logros siendo seguido con disciplina por parte de todo el elenco a sus órdenes.
Y de ahí a uno de los más grandes compositores del barroco primitivo: Claudio Monteverdi. Cinco piezas hermosísimas, donde se advierte la excepcional calidad del autor y que bien pudo ser una prueba de fuego, superada sin problemas, para los jóvenes cantantes, acompañados eficazmente por los instrumentos antes citados.
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