Un hermoso recital con protagonismo español a cargo
José Antonio Lacárcel
Miércoles, 5 de julio 2023, 00:18
Por fin puedo escuchar Goyescas en el marco alhambreño del Festival. Siempre me he quejado y creo que con razón de lo inexplicable que resulta ... el que Granados, uno de los verdaderamente grandes de nuestra música, sea el gran olvidado en la enorme cantidad de recitales de piano que se dan a lo largo de los años. Si Albéniz no tiene demasiado protagonismo, Granados queda relegado a un injusto olvido. Y eso es algo que solamente puede pasar en esta España nuestra tan esquiva en reconocer los méritos y la calidad de sus artistas. Pues bien, el gran pianista Javier Perianes, cada vez más alto en su quehacer artístico, ha tenido el buen gusto de preparar un programa con hondo sabor español, pero el auténtico, el que huye de los tópicos y de los lugares comunes. Un programa en el que están los tres más grandes de la música española de finales del XIX y primera mitad del XX, o sea Albéniz, Granados y Falla, con la presencia de Debussy, que vuelca su inspirada calidad en recoger momentos soñados de esa Granada que nunca conoció y de la que siempre supo estar cerca. Confeccionado así un programa magnífico se requería un intérprete de una gran calidad técnica y de una sensibilidad especial para llevar a buen puerto este intento. Y claro, nadie mejor que Javier Perianes que se supera en cada actuación, que sabe transmitir todo ese hermoso mundo estético de la música española que ora es brillante, ora lírica, intimista y siempre apasionada. El haber tenido la suerte de escuchar este programa con este pianista es un gran privilegio, es una suerte que saben paladear los grandes degustadores de la mejor estética musical.
Desde el comienzo supimos que estábamos ante un verdadero acontecimiento. Perianes inició el recital con el Homenaje Le Tombeau de Claude Debussy; un Falla que hay que saborearlo, al que hay que dar esa dimensión exacta que pide la obra y que supo transmitirla Perianes. El atardecer en Granada, la Puerta del Vino y la Serenata interrumpida fue la aportación que hizo de Debussy, para ofrecernos un Albaicín robusto, pleno de vigor y a la vez de ensueño, como lo concibe Albéniz. Y un broche de oro de la primera parte: una Fantasía Bética plena de fuerza, de intensidad, de auténtico sentido andaluz.
Y Goyescas. En la segunda parte. Con un Perianes diría que ensimismado, gloriosamente ensimismado en el universo sonoro de Granados. Con esa intimidad, con esa deliciosa delicadeza. Formidable en Quejas, pletórico de gracia en los requiebros, recreando el universo de Granados, que también es el de Goya y el de la España de la época. Una formidable lección pianística la de Javier Perianes.
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