La hermosa música de Alonso de Mudarra

Terminan los conciertos matinales. Durante los días de esta edición del Festival hemos tenido la suerte de asistir a muchos de ellos, programados siempre en las mañanas de los sábados y domingo. Conciertos que siempre, siempre, han tenido una gran respuesta de público que ha sabido premiar adecuadamente la calidad y la entrega, la auténtica vocación musical de tantos intérpretes que han llenado de calidad esas mañanas únicas, irrepetibles.

En esta despedida de los recitales matutinos de fin de semana ha sido Alonso de Mudarra el gran protagonista. Su música, tan importante y no siempre tan conocida, viene a corroborar el criterio de que tenemos un patrimonio musical importante, por más que en aras de la ignorancia y de la pedantería, muchas veces nos empeñemos en no reconocerlo. Mudarra, repito, es un claro ejemplo de esta calidad, de esta importante aportación al mundo de la cultura, al mundo de la música.

El grupo Armonía Concertada, integrado por los ya citados María Cristina Kiehr y Ariel Abramovich, ha sido el encargado de traernos importantes fragmentos de los Tres Libros de Música en cifra para vihuela. El escenario, el crucero del Hospital Real donde hemos sufrido una mañana calurosa que ha pasado factura a la afinación de las vihuelas, obligando a Abramovich a tener que rectificar en algunos momentos. Creo que también ha debido afectar a la voz de la soprano. Pero lo importante es que, juntos, han ofrecido un recital lleno de cariño y de respeto a la figura de una gran músico español. María Cristina Kiehr ha cantado con buen gusto, con un sentido casi intimista y ha tenido la feliz colaboración de un instrumentista de gran categoría como Abramovich. Juntos nos han hecho disfrutar de uno de la música de uno de nuestros grandes maestros, Alonso Mudarra.