Encuentro de genios en el Carlos V en una noche marcada por la meteorología
El segundo concierto del programa sinfónico del Festival comenzó tarde, pero tanto la OCG como los solistas enjugaron el retraso
Ciertamente, el hecho de que un programa clásico comience tarde es una 'rara avis' en el calendario. Por ello, el hecho de que en la ... velada de ayer las inclemencias del tiempo y otros imponderables retrasaran el inicio de la segunda cita sinfónica del Festival fue un hito. Originalmente, la hora de inicio eran las 22.00, pero tras la petición de excusas por parte del director del ciclo, Paolo Pinamonti, el vitoriano Juanjo Mena levantó la batuta para marcar el primer compás de 'El amor brujo' a las 22.46. Fue el único problema generado en un concierto que, por lo demás, fue redondo, con un llenazo.
Se cumple este año siglo y medio desde el nacimiento de Maurice Ravel y Ricardo Viñes, íntimos amigos de Manuel de Falla, y un siglo desde el estreno en París de 'El amor brujo', una de las obras cumbres en la producción del más granadino de los gaditanos. Por ello, no es de extrañar que se programara, con buen criterio, una cita que engarzara dichas efemérides, con el añadido de poder escuchar una de las obras de Juan-Alfonso García, 'Epiclesis II', nacida para ser interpretada al órgano pero luego orquestada por el propio autor granadino. Si se pretendía no hacer un 'ghetto' con las obras del que fuera organista de la Catedral, dejándolas encerradas en uno o dos conciertos monográficos, desde luego, no se podía colocar al de Los Santos de Maimona en mejor compañía, la de sus maestros, los compositores que más influyeron en su concepción musical por la vía de quien fuera su mentor, Valentín Ruiz-Aznar. De Falla heredó, pues, Juan-Alfonso García el gusto por la exquisitez en la composición, la pulcritud en las partituras y una estética que tuvo mucho de espiritual.
Así pues, con estos hilos neuronales perfectamente trazados, el concierto de anoche demostró coherencia de principio a fin. Incluso en la elección de la orquesta que lo interpretó. Hay quien ve en la participación de la OCG en el Festival algo doméstico que a quienes desconozcan su trayectoria les disuada de verles, ya que pueden hacerlo el resto del año. Sin embargo, las personas que tienen esa impresión yerran, por un motivo: pocas orquestas en Europa son capaces de interpretar a Falla como lo hace la OCG. El profundo conocimiento, a fuer de estudiarla, que tienen de su obra, les legitima como la formación de referencia en este campo, y otro tanto ocurre con Ravel y otros compositores coetáneos. En lo que se refiere a los solistas, poco se puede añadir sobre la trayectoria de Jean-Efflam Bavouzet, una de las figuras más consolidadas del panorama pianístico internacional, e igualmente gratificante fue la presencia de la 'mezzo' valenciana Cristina Faus, profunda conocedora del repertorio del gaditano. En lo que se refiere al director, los hermanos Mena –Carlos ofreció anteanoche una interpretación plena de facultades en la 'Misa en si menor' de Bach– son historia de este Festival.
La versión 'corta' de 'El amor brujo' inició el concierto. Muy bien en cuanto a expresividad Cristina Faus, e interpretación plena de proyección, sobre todo en 'Canción del fuego fatuo'. Luego, llegó Bavouzet para tocar la primera de las obras que le confiaron, el 'Concierto para piano en sol mayor' de Ravel, vivísimo y exigente desde el primer compás tanto para la orquesta como para el solista. Brillante intervención de la percusión y los metales, y perfectas las transiciones entre un tempo y otro. En el centro del programa, la ya mencionada obra de Juan-Alfonso García, y luego una más que interesante versión de 'Noches en los jardines de España', emparentada con la mejor tradición pianística del país vecino. Y para finalizar, 'La valse' de Ravel, una de las obras de moda en los repertorios internacionales –fue la más interpretada en las salas en 2023, según las estadísticas–. Pura emoción para una noche plena de estas.
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