Festival de Música y Danza
La Cetra Basel y Kozena, arias y aires barrocosLa formación dirigida por Andrea Marcon y la mezzo checa actuaron ante un patio de butacas lleno de melómanos que les aplaudieron a rabiar
No es necesario abundar en el 'decíamos ayer...'. La verdad es que le estamos cogiendo el gusto –aunque nos duela– a ver, a estas alturas ... de julio, los patios de butacas con tres cuartos de entrada, sí, pero también desprovistos de postureo. Anoche, ante un público que había ido, básicamente, a escuchar música, La Cetra Basel con el 'granadino' Andrea Marcon al frente, y la 'mezzo' checa Magdalena Kozena, ofrecieron un concierto de esos que solo regalan quienes son capaces de entender la música barroca en toda su bendita complejidad.
Lo del calor, pues ya saben, el de todas las noches, afectando directamente a instrumentos históricos. En lugar de cantar todos los números de 'Alcina' de Haendel seguidos en la primera parte, como rezaba el programa original, el definitivo los 'salpicó' a lo largo de toda la velada, con el consiguiente regocijo del público, que vio a una MagdalenaKozena bellísima con un vestido de escote Bardot y reflejos en tonos marfil y gris, con estampación floral. Por cierto, que, lo sabrán, Kozena es la esposa del director de orquesta sir Simon Rattle, el cual estuvo presenciando el concierto. Qué oportunidad perdida para los cazafotos de hacerse selfis con él.
Kozena y Marcon son tan cómplices que no hace falta ni que se miren para que todo vaya como la seda del vestido de la cantante. Se sonríen, se perciben y se admiran. Tras la 'Obertura' de 'Alcina', la salida de la cantante checa vino con la interpretación de 'Di' cor mio, quanto t'amai', de la segunda escena del primer acto de la obra, que sirve para que la hechicera pida a Ruggiero que muestre a los visitantes el lugar donde ambos se enamoraron. Con la voz perfectamente afinada, afrontó con solvencia un aria de muchísimos quilates. Pero donde de verdad se demostró la clase de cantante ante la que nos encontrábamos fue en la interpretación de la segunda aria de la noche, 'Si, son quella, non più bella', con unos 'pianissimi' que ponían el vello de punta.
Artesanos
La Cetra Basel son unos auténticos artesanos de sus instrumentos, capaces de extraerles el máximo jugo a estos. Y lo hicieron en la interpretación del 'Concerto grosso en re menor 'La Follia', de Corelli y Geminiani. La última aria de la primera parte fue 'Ah! mio cor! Schernrito sei!' con esa nota inicial que debe sostenerse rectilínea y firme para no hacer el ridículo. Nada más lejos de lo que hizo anoche Kozena, que arrostró los crecientes esfuerzos exigidos por esta aria no solo con una voz impecable, sino, además, con una expresividad interpretativa fuera de toda cuestión. Tanto en los 'tempi' calmados como cuando la cuerda se aceleraba, respondió con largueza. Los aplausos fueron tan merecidos como justos.
Tras el descanso, el público, obviamente, tenía ganas de más. Y lo tuvo. Primero, con el 'Andante larghetto del Concerto grosso nº 3 en si menor, SF 937 'La Cetra'', un guiño al nombre del grupo, y luego con las arias 'Ah! Ruggiero crudel, tu non me amasti!' y 'Ombre pallide', la 'Obertura VI en sol menor' de Verracini, y las arias 'Ma quando tornerai' y 'Mi restano le lagrime'. Lágrimas, pero de emoción, las que cayeron de más de un ojo anoche.
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