«Con la calidad de la danza española, me sorprende que no haya más ballets públicos»

–Sabemos muy poco del Ballet Nacional de Eslovenia. ¿Cómo es esta institución?

–Dirijo la compañía desde principios del año pasado. Es un ballet muy joven, versátil, que puede adaptarse tanto al repertorio clásico como al contemporáneo. Liubliana, donde se asienta la compañía, es una ciudad que genera mucha cultura, con influencia italiana y austríaca.

–Su propia carrera, que ha pasado por Cannes, Viena, Basilea... Está llena de diversidad.

–Y eso me gusta mucho, porque me hace identificarme más con este ballet, bastante numeroso –50 bailarines– y que es capaz de hacer grandes cosas.

–¿Cómo ha sido el trabajo con José Carlos Martínez?

–Fantástico, porque ha aportado ese toque clásico de siempre, que a los bailarines les encanta. José Carlos es un gentilhombre de la danza, que crea con un gran respeto por la historia. Su coreografía de 'El corsario' es fantástica, y pienso que nuestra actuación va a ser un gran encuentro cultural entre dos países que aman la danza.

–¿Qué opinión le merece el momento que vive la escuela española de ballet?

–La respeto profundamente, Solo hay que mirar la gran cantidad de grandes bailarines españoles que trabajan en las mejores compañías del mundo. Con la calidad que hay entre los intérpretes, me sorprende que no haya muchos más ballets públicos. Pasa igual en Italia: 14 teatros de ópera públicos, y solo tres compañías.

–¿Por qué 'El corsario' emociona al público después de tantos años?

–Porque es una historia que excita la imaginación, que hace soñar, con una estética muy cuidada, identificable en hombres y mujeres. Y el famoso 'paso a dos' de esta coreografía es un regalo para bailarines y público. Además, la música es excepcional.

–¿Cuáles son sus preferencias como coreógrafo?

–Aprecio mucho la autenticidad y la alta escuela. Como José Carlos, soy partidario de guardar la tradición como un tesoro, para proyectarla al futuro. No entiendo esas reinterpretaciones modernas, a veces ideológicas, que se hacen de los clásicos.

–¿Qué le inspira estar en Granada?

–Para la compañía, estar presente en un Festival tan importante y en un escenario como el del Generalife es un acontecimiento. Es una gran responsabilidad y un honor estar ante este público que ha visto actuar a grandes compañías. Como bailarín, vine en los años 80, y todavía recuerdo aquel viaje. Tengo grandes amigos en España, y estoy encantado de volver.