Falla, en su propia y larga brevedad
La Orquesta Ciudad de Granada, bajo la sabia batuta de su director, Lucas Macías, retoma la función 'La vida breve', en su versión de concierto
Jorge Fernández Bustos
Sábado, 25 de mayo 2024, 23:01
Ayer, sábado, y el pasado viernes, tuvo lugar, en el Auditorio Manuel de Falla, la representación de una de las obras de juventud del compositor ... gaditano, 'La vida breve', fruto, en su origen de un concurso operístico que organizó la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1904. La Orquesta Ciudad de Granada, bajo la sabia batuta de su director, Lucas Macías, retoma esta función, en su versión de concierto, para agasajar a la peña flamenca de La Platería, en su 75 Aniversario, que se cumple este año. Para su puesta en escena, además de la Orquesta, han contado con el Coro de la OCG, dirigido por Héctor E. Márquez; con la Joven Academia de la OCG; con el cantaor Sebastián Cruz; la guitarra de Manuel Herrera; la voz de Álvaro Gallegos (socio de la Peña); y con los cantantes líricos, Silvia Tro Santafé, Alejandro Roy, Marta Infante, Ángel Ódena, Gerardo Jiménez y Carolina Gilabert en los papeles principales.
'La vida breve' es una ópera en dos actos, basada en un libreto de Carlos Fernández-Shaw, amigo de Manuel de Falla, y, como él, gaditano, escrito posiblemente para este proyecto. Es una obra muy compleja, donde el papel del director es fundamental. La historia, que se desarrolla en Granada, en el Albaicín, sin embargo es simple: una muchacha gitana, de nombre Salud, está enamorada de un joven adinerado (Paco), creyendo que su amor es correspondido, sin embargo el joven está a punto de casarse con otra mujer, llamada Carmela. Salud descubre la traición y muere con el corazón roto durante la fiesta de bodas en casa de Carmela.
Influencia italiana
Siendo, como es, una ópera ausente de acción, la ejecución y puesta en escena es brillante, donde se deja ver claramente la influencia de la joven escuela italiana, el refinamiento de la tradición francesa y el inevitable eco de los cromatismos wagnerianos; todo ello visto (a veces a la fuerza) bajo un prisma andaluz (apreciable sobre todo al final de la primera parte). Destacaremos, aparte de la extraordinaria Orquesta y Coros, a los solistas, sobre todo a la mezzosoprano, Silvia Tro Santafé, y al tenor, Alejandro Roy (hermoso el diálogo de su amor). Menos relevancia tuvieron el barítono, Ángel Ódena, su intervención además es más corta; y a la también mezzosoprano Marta Infante.
Señalemos también el papel de Álvaro Gallegos (socio de la Peña), como narrador. Las intervenciones del guitarrista sevillano Manuel Herrera y del cantaor Sebastián Cruz fueron cortas e interesantes, pero encorsetadas y tragadas por la orquesta.
Anoche, para poner la nota social, empezó con un contratiempo ajeno a la producción; y es que, por culpa de una procesión extemporal, el acceso al Auditorio estaba cortado, con lo que muchos llegaron sin resuello (la función comenzó unos minutos más tarde) y otros no pudieron entrar.
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