Antonio Carmona | Músico
«El éxito puede llegar a ser un drama si no sabes realmente cuál es tu lugar»El granadino, referencia absoluta de la fusión entre el flamenco y lo latino en nuestro país, actúa mañana en el Auditorio Manuel de Falla
Antonio Carmona (Granada, 1965) no está loco. En todo caso, está loco por la vida, y como decía el clásico, quizá un poco loco por ... la música. Estuvo muy cerca del precipicio y esa circunstancia le otorgó una visión distinta de lo que le rodea. Lo que le van a rodear mañana en el Auditorio Falla (21.00 horas) van a ser sus amigos, quienes le van a acompañar en un concierto al que todos ustedes están invitados. Promete ser una gran fiesta.
–Ya se le echaba de menos en los escenarios granadinos.
–En realidad, actúo aquí con cierta frecuencia, pero siempre en eventos privados. Con todo, siempre que puedo me escapo aquí porque fui uno de los últimos de mi familia que vi la luz en Granada. Por eso, me gusta venir y empaparme de esta luz.
–¿Por qué el día de mañana va a ser tan especial?
–Porque sobre el escenario me va a acompañar toda una generación, incluyendo a mis hijas Lucía Fernanda y Marina y mi sobrino Juan. Tocar en el Auditorio, un lugar donde se ha hecho tanta buena música, y del que tengo tan buenos recuerdos como el homenaje a mi tía Dolores, que se hizo aquí, va a ser muy emocionante. Creo que 'Se dejaba llevar' o 'A gustito' van a sonar muy diferentes mañana.
–¿Qué ha pasado con usted, musicalmente, en estos últimos tiempos?
–Este año edito mi cuarto disco en solitario. Tras un periodo en el que trabajé en Los Ángeles con Gustavo Santaolalla, creando un sonido propio, identificable, lo conseguí. Y eso es lo que voy a volcar mañana en el escenario. Pienso que va a ser un espectáculo familiar y bonito.
–¿Cómo ha sido ese proceso de asunción de un sonido propio?
–Siempre he partido del flamenco. Me gusta y quiero que esté presente en su estado puro. Pero hoy me influyen un amplio abanico de registros. Ya fuimos punta de lanza en la fusión de lo latino con el flamenco, y cuando el proyecto de Ketama entró en pausa, hacer una gira con Juanes, por ejemplo, por toda Hispanoamérica, me abrió muchísimo los oídos. Las paradas en Nueva York, Chicago o Los Ángeles, la visita a clubes de jazz y otras músicas, fueron muy importantes en mi crecimiento como músico.
«Siempre he partido del flamenco. Me gusta y quiero que esté presente en estado puro»
–Tenía 15 años cuando Madrid explotó musicalmente. ¿Qué pasaba por su cabeza entonces?
–Me sentía feliz de que la capital nos acogiera musicalmente. Mi abuelo tenía a toda mi familia repartida por los tablaos –Café de Chinitas, Torres Bermejas, y hacía la ronda luego de recogida, como si fueran un rebaño. Y todos fuimos testigos de la explosión musical de los 80, en efecto. Se mezclaba el punk con el rock, el glam con el flamenco.... Nunca olvidaré el día que, tras escuchar a Ketama, Paco de Lucía nos dijo que le gustábamos. Ese fue el principio de todo. Cuando tenía 15 años ya tocaba el cajón con Riqueni, con Enrique Morente, con Camarón... Pertrechado tras él, pude conocer a artistas increíbles, que han marcado la historia de la música en nuestro país.
–Cuando despacharon un millón de copias de su disco en directo en 1995, ¿qué cambió?
–Pues que por fin la compañía nos tomó en serio, y eso que no fueron muy partidarios de sacarlo...
–¿Se gestiona el éxito de forma distinta cuando se tiene sangre de artista en las venas?
–El éxito puede llegar a ser un drama si no sabes realmente cuál es tu lugar. De repente, de hacerlo nosotros todo, desde recoger los cables hasta preparar los instrumentos, te ves rodeado de un montón de gente que hace un trabajo que sabes que es el tuyo. Tenía que salir con dos acompañantes a la calle por motivos de seguridad... ¡Que mi padre nació en una cueva y mi abuelo trabajaba a pico y pala! En ese momento siempre me ayudaron mucho los consejos de mi padre, quien siempre me pedía que me lo tomara todo con calma.
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