Un estudio reivindica a dos maestros de la escultura barroca granadina
El investigador de la UGR Manuel García Luque ha indagado en la vida y obra de los hermanos García, con obras en importantes museos
JOSÉ ANTONIO MUÑOZ
GRANADA
Miércoles, 7 de marzo 2018, 01:46
En muchas ocasiones, el visitante de museos y monumentos eclesiásticos queda extasiado ante una obra de arte, para luego leer en la correspondiente cartela –cuando ... la hay– que no sabe quién le dio vida. En muchos casos, la palabra ‘Anónimo’ campea en lo alto de la leyenda, y en otros aparece la consabida ‘atribuido a’ o ‘escuela de’. Los investigadores del arte no dejan, con todo, de alumbrar nuevos datos en torno a obras de mérito y sus autores. Cada descubrimiento de una obra de Da Vinci se lleva portadas en la prensa internacional, pero fuera de Da Vinci, cada año se descubren nuevas autorías, nuevos detalles sobre obras maestras.
Así ha ocurrido con el investigador de la Universidad de Granada Manuel García Luque, quien desarrolla su trabajo en el Departamento de Historia del Arte. El investigado ha desvelado la dimensión artística de los hermanos García, escultores del barroco granadino, en un artículo publicado en la revista Archivo Español de Arte, que edita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), titulado ‘Un retrato biográfico de dos escultores en la sombra: los hermanos Miguel Jerónimo y Jerónimo Francisco García’.
¿Cómo ha llegado este experto a desentrañar la vida y obra de estos hermanos? Como el descubrimiento de la penicilina, casi por azar. Afirma el estudioso que Juan Agustín Ceán Bermúdez, el ilustrado y primer gran historiador del arte español en el XVIII, incluyó en su diccionario de autores a los hermanos García, afirmando que eran canónigos del Salvador, pero el dato era erróneo. Su presencia como tales no aparecía por ningún lado. Esta inexactitud espoleó a García Luque para entrar en el misterio que entrañaba su figura.
Muy bien relacionados con los círculos intelectuales de la Granada del XVII, sus compañeros de tertulia fueron quienes en sus escritos reivindican su maestría en el arte de la escultura, por mucho que ellos escondan tal condición. Las razones de tal sigilo son un misterio, aunque el hecho investigado por García Luque era que procedían de una rica familia granadina, cuyo padre era sedero –próspera industria en la ciudad hasta entrado el XVIII–, muy bien relacionado en la Chancillería y el Cabildo, y que consideraban modestamente su trabajo. «No es que dijeran ser unos simples aficionados», comenta el investigador. «De hecho, cuando regalan el Crucificado atribuido durante siglos a Martínez Montañés, y que se encuentra en la catedral de Granada, dicen que estaba hecho por buena mano, sin revelar que eran ellos mismos los artífices de la obra».
No tuvieron los hermanos García en ningún momento ni taller ni discípulos, a la manera en que se estilaba el trabajo artístico en la época. «No necesitaban cobrar por su trabajo, y no está claro si los dos esculpían o no. Lo más probable es que Jerónimo Francisco fuera el escultor, y Miguel Jerónimo policromara las obras», comenta García Luque.
Calidad sobresaliente
La mayoría de la obra de los hermanos García se realiza en barro. De hecho, sólo el mencionado crucificado se realiza usando madera. «Los críticos coinciden en subrayar su calidad sobresaliente, de tal manera que otro de los enigmas en torno a su persona es dónde aprendieron a trabajar así», subraya García Luque. Al parecer, estilísticamente se les puede relacionar con la Escuela Sevillana, lo que hace probable una estancia de ambos a orillas del Guadalquivir en sus años jóvenes.
Para los historiadores del arte, tener una fecha de deceso y nacimiento de los autores es clave, porque les coloca en contexto histórico. En este caso, la investigación del experto granadino parte del catálogo de Emilio Orozco Díaz, quien elaboró una primera relación de obras de los hemanos, gemelos por cierto. «Ahora ya sabemos que Jerónimo Francisco falleció en 1639 y Miguel en 1645. Y aunque no firmaban sus obras, sí que las fechaban. Ello ha permitido asignarles la autoría, por ejemplo, de una pieza atribuida hasta ahora a Alonso Cano, y que formaba parte de la colección del Museo Nacional de Escultura. «Estamos ante unos insignes representantes del arte barroco en Granada, con mucho por investigar aún», asegura García Luque, quien encontró sus partidas de nacimiento y defunción en la Parroquia del Sagrario. Esperemos que, en el futuro, su investigación ayude a corregir muchas cartelas, otorgando su verdadera dimensión al trabajo de estos maestros.
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