«Granada es el lugar donde crecí y donde se hallan muchos de mis afectos»
El autor granadino ha publicado en Visor su poemario 'Cuerpos de Cristo', un canto a la vida desde el dolor y alegría
José Antonio Muñoz
Granada
Lunes, 21 de junio 2021, 23:46
Antonio Praena (Purullena, 1973) es hombre, poeta y dominico, no necesariamente por este orden, o sin orden alguno. Las tres vertientes de su vida tienen ... peso en una poética transida de dolor y atravesada por el amor. Amor a las letras, amor al otro, amor a quien muchos no ven pero él toca cada día. Su más reciente poemario, 'Cuerpos de Cristo', se ha publicado en Visor, y con él ha obtenido el XIX Premio Emilio Alarcos.
–Un libro con aniversario doloroso detrás.
–Así es. Justo en los días en que salió el libro se cumplía un año de la muerte de mi amigo Francisco José Pujante, a quien está dedicada la segunda parte del libro. Murió a causa de la pandemia. Pero estoy satisfecho con el resultado final, creo que es un buen homenaje a él y a su familia, singularmente a su madre, ya que el libro se cierra con un poema dedicado a ella.
–Esa parte del libro llamada 'Ecce homo', escrita en su memoria, ¿cómo surgió?
–En el tiempo en que Francisco estuvo en el hospital, le fui dirigiendo palabras que exaltaban la amistad que nos unía, los valores que compartíamos. No es una elegía, ni nada por el estilo. Es justamente una celebración de la vida y la esperanza. A partir de estos mensajes surgió un libro que no esperaba. La primera parte son poemas que había escrito en los últimos tres años, como encargos para antologías sobre temas tan variados como Santa Teresa, San Juan de la Cruz, los estudiantes asesinados en México o Lorca. Me ci cuenta de que ambos universos casaban.
–Son poemas dedicados al 'tú', entonces.
–Pienso que sí. Al fin y al cabo, son mensajes dirigidos a otras personas en diferentes circunstancias temporales. El plano en el que me sitúo está condicionado, de forma positiva, por ese diálogo con la persona a la que va dedicado el poema. El hilo conductor es la alteridad, concepto ahora tan de moda con Louise Glück. Además, en este momento vital, tiene más importancia para mí las personas, los otros concretos.
«El hilo conductor del poemario es la alteridad, concepto ahora tan de moda con Louise Glück»
–De ahí viene también el título del poemario.
–Exacto. Es una frase del evangelio de San Mateo, «cada vez que hicisteis esto con alguno de estos pequeños, lo hicisteis conmigo». Esos 'otros' son la presencia, el cuerpo histórico, personal, fraterno, del día a día, en el que encontramos a Dios o lo esquivamos. Es una espiritualidad muy encarnada en el sentido de la tradición cristiana.
–El origen de esa empatía de la que tanto se habla ahora.
–El concepto coincide, está en la tradición judeocristiana desde siempre. Unos llegarán a él por un lugar, otros utilizarán otro camino. Pero lo importante es que esté.
–Llama la atención el poema dedicado a Pablo García Baena, con esa ausencia al otro lado del teléfono.
–Hablábamos con frecuencia, y la última vez que llamé para interesarme por él, su sobrina me dijo que lo habían ingresado por una neumonía, aunque pensaba que no era excesivamente grave. Sin embargo, todo se complicó y murió. Me quedé huérfano en cierta medida, huérfano de esas conversaciones que manteníamos con toda la confianza, en las que hablábamos de todo. Por eso pensé en esa ausencia al otro lado de la línea.
Epístola moral
–También hay poemas dedicados a sus sobrinos Emmanuel y Efrén, casi una especie de epístolas morales.
–Fíjese que una vez pensé en ponerle a un poema 'Epístola moral a Efrén'... (risas). Cuando nació Enmanuel, le dediqué versos en un libro que hice para mi hermana, pero Efrén me reclamaba continuamente los suyos propios, así que le dediqué el que aparece en 'Cuerpos de Cristo'. Ahora tiene 10 años, y lo pregunta todo. Está escrito para que lo entienda ahora y cuando sea mayor vuelva sobre él.
–Es una constante en su obra, mezclar lo más próximo con lo más elevado.
–Pienso que la vida es un todo. Es en el aquí y el ahora donde nos abrimos a la eternidad. No hay camino a la eternidad que no pase por el tiempo concreto. Por eso, el último poema de este bloque está dedicado a una amiga muy querida y termina preguntándole: «¿Qué puedo hacer por ti?».
–El libro termina con un conmovedor poema dedicado a la madre de su amigo fallecido.
–La segunda parte del poemario, 'Ecce homo', tiene su colofón en 'Ecce mulier', porque en la madre de Francisco veo a tantas madres reales, a tantas mujeres que viven para sus hijos, personas únicas como la mujer que ayuda en Cáritas y que aparece en el poema de apertura, o las mujeres que estaban al pie de la cruz en el Calvario. Todo el libro es una reivindicación no intencionada de la mujer, sin carga ideológica, solo carga humana.
–En cierta medida, es un poemario poco lírico.
–Sí, mi escritura en 'Cuerpos de Cristo' huye de los fuegos de artificio de las figuras para descender a lo coloquial, a lo prosaico. Todo está medido, pero sin que lo parezca.
–Granada es un universo más personal que lírico en el libro.
–Es el escenario de muchos de mis afectos, la ciudad que recorrí y espero seguir recorriendo con las personas que quiero. En 'Cuerpos de Cristo', más que idealizarla, la retrato en todos esos rostros.
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