Un encuentro sonoro entre teclas y cuerdas clausura el V Festival Internacional de la Guitarra
María Esther Guzmán y Juan José Muñoz Cañivano hicieron valer su veteranía y su gran complicidad en un recital lleno de romanticismo
José Antonio Muñoz
Granada
Viernes, 6 de agosto 2021, 00:42
Anoche, el Centro Lorca acogió el último acto del V Festival Internacional de la Guitarra, un encuentro entre teclas y cuerdas –en realidad, entre cuerdas ... y cuerdas– servido por dos grandes instrumentistas, ninguno nacido en Granada pero los dos adoptados por la ciudad. El pianista Juan José Muñoz Cañivano y la guitarrista María Esther Guzmán quisieron despedir el ciclo que dirige Vicente Coves dejando constancia de su gran conocimiento de los instrumentos que manejan y su indudable complicidad. Dos solistas muy serios –en lo artístico; en su trato hacia el público, mostrando su bonhomía en todo momento–, concienzudos a la hora de ofrecer lo mejor de sí mismos a un público que anoche, dentro del aforo permitido, prácticamente llenó el Auditorio de la plaza de la Romanilla.
Precisamente, ambos recordaron su mutuo conocimiento en una fecha que prefirieron no especificar, suscitando las sonrisas del respetable. Antes, habían arrancado el recital interpretando el 'Adagio' escrito por Beethoven para dúo de guitarra y piano, una constante que se mantuvo durante toda la velada. Delicado el toque de Cañivano, casi susurrante, para dar el protagonismo debido a la guitarra. Buen arranque.
El romántico Carl Maria von Weber fue el segundo protagonista de la noche. Su 'Divertimento, op. 38' es una auténtica delicia en cuatro movimientos: el 'Andante con moto', que introduce la pieza y algunos de sus temas; el vals a ritmo de 'Allegro', directamente festivo;el 'Andante con variazione', composición clásica del género, y la 'Polacca', que sonó fresca y festiva.
Fue interesante el juego casi de pregunta y respuesta entre el piano y la guitarra en la 'Fantasía op. 145' de Castelnuovo Tedesco
Luego llegó el turno a una de las obras más 'juguetonas' del repertorio para esta formación de dúo, la 'Fantasía op. 145' de Mario Castelnuovo Tedesco, homenaje por cierto a Andrés Segovia y su esposa. Interesante el juego casi de pregunta y respuesta entre el piano y la guitarra del chispeante primer movimiento, con ese segundo que empieza 'piano' para luego ir animándose en escalas muy complejas por su 'tempo', que sin embargo, Guzmán interpretó con total solvencia, casi recreándose en la suerte, utilizando un símil taurino. En ocasiones, no es preciso hacer un gran alarde gestual para que el oyente descubra a un buen guitarrista. Basta con que no distraiga de la interpretación.
Evidentemente, el programa estaba pensado para la exhibición de las cualidades de ambos, algo perfectamente comprensible, y a fe que las mostraron. Cañivano domina la floritura como pocos;casi parece que acaricia las teclas en lugar de tocarlas, incluso en los pasajes en que la percusión sobre marfil y ébano debe ser más notoria. En cualquier caso, la obra de Castelnuovo Tedesco, con su indudable influencia italiana, se prestaba al romanticismo, al ensueño, y ambos músicos consiguieron recrearlo.
La segunda parte del concierto –aunque como en todos, no hubo intermedio–, estuvo dedicada al maestro Rodrigo. Comenzó Muñoz Cañivano interpretando 'a solo' la 'Pastoral', una encantadora pieza llena de reminiscencias románticas, antes de dar entrada de nuevo a Guzmán e interpretar ambos la pieza estrella del programa, la 'Fantasía para un gentilhombre', en su adaptación para piano y guitarra. Conservar la sonoridad de la pieza haciendo no que el oyente imagine, sino que casi 'sienta' a la orquesta, es un mérito al alcance de muy pocos. Guzmán y Cañivano no eligieron esta pieza al azar, sino por su alto valor simbólico, ya que el abrazo entre tradición y modernidad, representadas estas por la partitura de Gaspar Sanz en que se basa y la reconstrucción y ampliación de Rodrigo, es evidente. No se puede poner pega alguna a una interpretación que, como todo el recital, abundó en buena ejecutoria y se ahorró el efectismo para la galería.
Un 90% de ocupación para un Festival más que consolidado
Esta semana, el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, habló del Festival Internacional de la Guitarra como una cita imprescindible para el verano cultural granadino. Y dijo bien, porque si no fuera por esta iniciativa, entraríamos en agosto con la inanición como norma, desaparecidos años ha los ciclos de flamenco y teatro del Corral del Carbón. El Festival de la Guitarra –y este año el Festival CAU– sacan a la cultura capitalina de un aprieto. Tras cinco años, el ciclo que dirige Coves está más que consolidado, y aspira a 'mojar la oreja' a otros de más prosapia.
Los datos avalan el trabajo realizado. Así, los aforos se han cubierto en más del 90% a pesar de las circunstancias sanitarias que vivimos, agravadas justo antes del inicio del festival. Las entradas en la inmensa mayoría de los casos no eran gratuitas, por lo que es obvio que el público se ha sentido atraído por el nivel artístico y la presencia tanto de grandes nombres como de nuevos artistas por descubrir, muchos de los cuales han deparado grandes recitales. Otro ingrediente indispensable para la consolidación de un ciclo, la estabilidad, también ha sido la norma, ya que no se ha producido ningún tipo de cancelación ni variación de programación a pesar de contar con artistas que venían de otros continentes.
Para los granadinos, ha sido muy importante ver a 'sus' músicos: las tres orquestas –la OCG, la Orquesta Barroca y la Orquesta Clásica–, han demostrado que en esta tierra se hace muy buena música de conjunto. Conceptualmente, la programación ha mantenido su rigor en torno a la guitarra española, sin entrar en complicados cruces de caminos, empezando con clave y guitarras de la época de Carlos V en el entorno más adecuado, y acabando con la mejor música de nuestro tiempo escrita para las seis cuerdas.
El director, Vicente Coves, aseguró anoche que «me quedo con la alegría de grandes intérpretes que han vuelto a los escenarios tras año y medio en blanco. Y con la respuesta del público. Intentaremos que el año que viene el programa sea aún mejor».
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