Festival Internacional de la Guitarra
Encuentro entre las dos orillas del Atlántico bajo el paraguas de las obras de PiñeroEl guitarrista y compositor gaditano, fallecido en 2022, fue objeto de un homenaje en el recital de Angélica Rodríguez y el Quartett Hama
El coqueto patio del Museo de San Juan de Dios en la histórica Casa de los Pisa se ha convertido en sede de algunos de ... los recitales más interesantes del Festival Internacional de la Guitarra de Granada, partiendo de la idea de que el programa de esta novena edición es muy rico en procedencias, influencias y modos, en definitiva, de entender el arte de las seis cuerdas. El de anoche fue un recital que respondió plenamente a esta particular filosofía. Muy importante el apoyo de la Asociación Cultural Ángel G. Piñero, presidida por su viuda, la golfista amateur Catherine Lacoste, integrante de una gloriosa familia deportiva y del mundo de la moda –su padre era René Lacoste–, y la única mujer que desde su condición de deportista aficionada consiguió ganar el US Open. La Asociación realiza una gran labor de promoción de la guitarra clásica, y ha celebrado este mismo año la duodécima edición del Concurso Internacional que lleva el nombre del compositor e instrumentista, y en la que participaron 17 músicos de 13 nacionalidades distintas.
No es fácil describir la belleza cuando se la ve, mucho menos si no se la oye. Pero si se puede describir cuán grande es la destreza de una guitarrista. Y la paraguaya Angélica Rodríguez, primera integrante del binomio artístico que anoche integró el programa del Festival, aparte de tener una impactante presencia escénica, es una auténtica virtuosa, tanto con las manos con la voz, pues el público que llenó el patio pudo comprobar cómo es dueña, además, de una apreciable garganta de mezzosoprano.
La primera parte del recital fue ejecutado por Rodríguez en solitario. Luego se sumaría el alemán Quartett Hama, pero de ello hablaremos más tarde. Comenzó la instrumentista interpretando una obra que en el universo de la guitarra es un clásico entre los clásicos, 'Recuerdos de la Alhambra', de Tárrega, un guiño, además, a la ciudad que la acogió anoche. Su versión fue muy canónica, aunque se permitió alguna que otra variación rítmica que no desentonó con el tenor general de la pieza. El aplauso fue caluroso. A continuación, sonó la primera pieza de Piñero, 'Preludio azul'. Compuesta en 1993 en homenaje a su madre fallecida, es una obra de exquisita sensibilidad, con una melodía que queda en el oído, conectada con los sones románticos y teñida de una profunda nostalgia. Seguidamente, otro homenaje a Granada y a la figura de Manuel de Falla, de quien la paraguaya tocó y cantó 'Asturiana', inspirada por 'Cantos de la montaña' y que hiciera suya con gran éxito Teresa Berganza. Como decimos, la guitarrista es además dueña de una voz más que notable, por lo que la versión fue excelente. Finalizó este primer tramo con otras dos obras de Piñero, 'El viento de la vida' y 'Balada a una desconocida', de nuevo con guitarra y canto, una auténtica delicadeza.
Fuerza y pasión
«Juventud, divino tesoro», escribió Rubén Darío. El alemán Quartett Hama la atesora, y con ella, el don de tocar de forma apasionada piezas que se prestan a mostrar todos sus beneficios, entre ellos, la fuerza y las ganas. La formación, integrada por Gyurim Kwak y Fuga Miwatashi (violines), Simon Rosier (viola) y Tzu-Shao Chao (chelo), desplegó toda su musicalidad en la interpretación del complejo, pero hecho para el lucimiento, 'Quartettsatz', de Schubert, esa obra inacabada que de los cuatro movimientos quedó en uno por mor, no de la muerte de su autor, sino de su a veces proverbial dispersión. En cualquier caso, el único movimiento que hoy se interpreta, el 'Allegro assai' fue ejecutado con una gran dosis de entusiasmo y pericia por el cuarteto, que luego se sumergió en una obra mucho más difícil para el oyente, pero igualmente edificante: las 'Cinco piezas para cuarteto de cuerda' del compositor checo Erwin Schulhoff. El tramo final del recital unió sobre el escenario tanto a la guitarrista como al cuarteto de cuerda, con un monográfico de cuatro piezas de Piñero, teñidas todas ellas de aire andaluz y emparentadas con la mejor música española del siglo XX.
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