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Relatos de verano

Emoción latente

francisco cuenca gómez

Jueves, 11 de agosto 2022, 23:34

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Estoy nerviosa, muy nerviosa, tengo que ir a recoger a mi abuela para un hecho crucial en su vida. Mi abuela Adela tiene ochenta y ... cinco años y jamás ha salido de su pueblo excepto para ir al hospital de la capital. Mi abuelo Fidel falleció hace dos años y ella ha quedado sola y triste. No sabe disimularlo aunque quiera. Ahora está bien de salud y por eso me he propuesto cumplir su mayor deseo. No se lo ha confesado a nadie pero lo he ido intuyendo con el tiempo, fijándome en sus expresiones delante de la televisión, analizando lo que piensa de las noticias que escucha en su pequeña y antigua radio, en fin, observándola despacio como se observa a un ser querido. Ella no sabe nada, y es mejor que sea así, porque muy posiblemente no hubiera querido venir. Solamente es consciente de que voy a ir a recogerla para ir a casa de mis padres en sus bodas de plata. No se podía negar, toda la familia se iba a reunir y no podía decir que no, aunque de buena gana se hubiera quedado en el pueblo. Aunque adora a mi madre, desde que falta mi abuelo no es la misma y ni siquiera la felicidad de sus hijos le mitiga la melancolía y la nostalgia de los años felices que pasó con él.

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