El Réquiem de Mozart para celebrar el XX aniversario del Coro de la OCG

La elegancia y jovialidad de esta obra dio paso al dramatismo del Réquiem, en un enorme contraste que refleja la gran versatilidad del genial compositor austriaco. Junto a la orquesta y el coro, tan bien dirigido por Héctor Eliel Márquez, escuchamos como solistas a Erika Grimaldi (soprano), Teresa Iervolino (mezzo-soprano), Airam Hernández (Tenor) e Insung Sim (bajo), quienes estuvieron a un nivel muy bueno, cantando con buen gusto y musicalidad, luciendo la potencia de sus voces y sus agradables timbres, además de solventar eficazmente los momentos más complejos, demostrando una eficaz técnica en una actuación muy acertada y meritoria de los cuatro.

Al igual que los solistas, el coro demostró tener muy bien trabajada una obra exigente y de una dimensión musical extraordinaria. Igualmente podemos hablar de la participación de la orquesta, muy acertada y precisa en esta obra en todas las familias instrumentales. La solvencia de la cuerda se vio complementada por la gran actuación de la madera, la eficacia de Noelia Arco en los timbales y el magnífico trabajo del metal, destacando especialmente el gran papel realizado por los trombones. Creo que Macías supo sacar mucho provecho de los medios y de la magistral partitura, en la que el fluido contrapuntístico, el dramatismo de la atmósfera, los momentos más líricos y esperanzadores y los enérgicos hacen del Réquiem un epílogo impresionante en la creación de uno de los mayores genios de la historia del arte. Muy bien trabajadas las dinámicas, siendo expresivo, distinguiendo perfectamente los planos sonoros pero consiguiendo a la vez un sonido compacto, la versión de Macías fue muy buena, llena de musicalidad, logrando una celebración ideal para el vigésimo aniversario de nuestro coro.