Elvira Sastre: «Yo solo escribo; lo demás es adorno»

–¿Cuándo empezó usted a escribir? ¿Qué la impulsó a ello?

–Con doce años, más o menos. Era una niña muy lectora y en algún momento imagino que el cuerpo me pidió escribir mis propias cosas.

–¿La poesía nace más del sentimiento que de las lecturas?

–No creo que sea una cosa u otra. Nace de ambas. La lectura es imprescindible y para la poesía creo que es necesario tener un mundo interior algo desarrollado.

–¿Amor y poesía son conceptos inseparables para su generación?

–Para cualquier generación, no hay más que verlo.

–¿Su impulso creador es tan contundente como lo son a veces sus versos?

–No lo sé, la contundencia se la da el que los lee. Yo intento llenar la poesía que escribo de verdad, y también de claridad y de certeza.

–El paso del tiempo es una constante en su obra. ¿Importa tanto cuando se es joven?

–Hay ciertas cosas que uno lleva dentro y no es consciente. A veces me doy cuenta de eso cuando los lectores comparten conmigo sus impresiones. Supongo que el paso del tiempo es una constante en la vida de todos, importa en cada persona porque es algo que no se puede frenar, y precisamente por eso algunos lo intentan.

–¿Qué significa para usted la libertad en este momento que vivimos?

–Algo imprescindible, aunque creo que nunca hemos sido libres del todo. Ha costado mucho llegar a este punto y es una pena que la veamos tambalearse.

–¿Cree usted que los políticos no leen poesía, o leen muy poca, y por eso actúan como lo hacen?

–No, no creo. Sé a ciencia cierta que hay figuras políticas que leen poesía y uno nunca lo creería. Los políticos también son personas, aunque a veces no se comporten como tal, y tienen un mundo interior como el resto. No solo las buenas personas leen poesía. Ojalá fuera así.

–En poesía, ¿qué formas hay que guardar y cuáles no?

–Debemos tenerle mucho respeto. Es lo principal y obligatorio. Y verdad: hay que escribir desde la verdad.

–Usted respeta mucho a sus lectores y les dedica mucho tiempo y mucha atención en redes sociales. ¿Cree que la figura del poeta se ha humanizado?

–Siempre que tengo tiempo procuro dedicarles un rato para transmitirles mi agradecimiento, ya que tengo la oportunidad de hacerlo. Me parece imprescindible, aunque no necesite su atención para escribir. Pero la tengo, lo cual es una suerte, y eso debe señalarse siempre.

–¿Cómo cree que la ven sus lectores? ¿Como un ejemplo? ¿Como una inspiración?

–Eso habría que preguntárselo a ellos. No espero que me vean como un ejemplo o como una inspiración, eso es decir demasiado. Me vale con servir de puente para llegar a la poesía, la mía y, sobre todo, la de muchos otros autores.

–¿Qué utilidad tienen las redes sociales en relación a la literatura de la nueva generación?

–Una muy grande, sobre todo a nivel de difusión y alcance.

–¿Qué le aporta convivir sobre el escenario con sus versos musicados?

–Es una experiencia muy nutritiva. Creo que la música se alimenta de la poesía y viceversa.

–¿Quiénes son ahora sus poetas de referencia?

–Benjamín Prado, Luis García Montero e Idea Vilariño.

–Su obra 'Y ya nadie baila' va por la séptima edición. 'Baluarte' por la duodécima. ¿Dónde está el fenómeno, en quien escribe o en quien lee?

–Quién sabe. Yo solo escribo; todo lo demás es adorno.

–Encontrarse sobre un escenario con miles de ojos mirándola y esperando oírla, ¿le llena de responsabilidad, o de orgullo y satisfacción, como diría el clásico?

–Es una mezcla de todo. Me hace sentir muy viva, el escenario tiene una energía distinta donde se canaliza la de todo el mundo que te está esperando. Es una sensación increíble.

–¿Qué significa Granada en su vida? ¿Y en su inspiración?

–No tengo una relación directa con la ciudad, pero la he visitado varias veces, presenté allí 'Baluarte' y me parece preciosa.