12 jóvenes granadinos y un genio maestro de la danza
José Carlos Martínez, fiel a su cita con los cursos Manuel de Falla, ofrece su magisterio a alumnos del Conservatorio Reina Sofía
José Antonio Muñoz
GRANADA
Martes, 2 de julio 2019, 02:13
A las puertas del Aula Vaganova del Conservatorio Profesional de Danza Reina Sofía se acumulan chanclas, zapatillas y bolsas. También sueños y esperanzas. ... Dentro, el piano de acompañamiento (tocado en directo, como es preciso), repite una melodía de 'El corsario' mientras los alumnos suben y bajan piernas y manos para seguir el ritmo de la música. Frente a ellos está una leyenda de la creación coreográfica de nuestro país, el director de la Compañía Nacional de Danza, José Carlos Martínez.
El coreógrafo despliega la panoplia expresiva y el argot de la danza. Las diez chicas y dos chicos que integran el alumnado del curso se saben privilegiados, y varias profesoras observan las evoluciones de profesor y pupilos. Las sonrisas nerviosas se contagian. Las profesoras miran con ternura a este puñado de soñadores. Finalmente, se produce el milagro. Sonidos y pasos cuadran. Y todos parece que flotan. Es esto lo que lleva siglos atrayendo al público a miles de teatros del mundo. Es el ballet que cada año visita el Festival, y que este año tiene varias citas. La que José Carlos Martínez dirige es la versión de 'El sombrero de tres picos' de Manuel de Falla que recupera la coreografía original.
Todos son granadinos, y cursan el ciclo profesional de las enseñanzas de danza. Ana Quesada, por ejemplo, lleva desde los ocho años viniendo a clase al Conservatorio, y tiene 15. Empezó a bailar inspirada por Barbie y su película 'Las doce princesas bailarinas'. «En mi casa, imitaba las imágenes de la película y me ponía a bailar», recuerda. Y un día les dijo a sus padres que «la apuntasen». Afirma que «el baile es una ayuda imprescindible para mi vida, y me gustaría dedicarme profesionalmente a él, así que estoy feliz aquí».
Andrea Rodríguez lleva bailando ocho años ya, también, e igualmente alberga el sueño de ser un día profesional de la danza. Le impulsó a bailar «un sueño que tengo desde que era muy pequeña. Veía a otras niñas bailar y me preguntaba por qué no podía yo hacer igual. Lo dije en casa, y hasta hoy». Sus sentimientos con respecto a las famosas zapatillas son contradictorios. Lo dice con humor: «Cuando me las calzo soy feliz, pero a las dos horas de trabajo, ya no tanto…». Dedica 17 horas a la semana a la danza, la inmensa mayoría de ellas en la sala de ensayos. Su familia le apoya en ese deseo de ser profesional, pero también le demanda estudios «académicos» normales para tener una alternativa en caso de sufrir una lesión que le imposibilite seguir su carrera.
Clases «únicas»
José Miguel Galindo, por su parte, lleva solo tres años bailando, y tiene entre sus espejos a Barishnikov, Bolle, Nureyev… Sobre la parte del cuerpo que más se castiga cuando se baila, afirma sin dudarlo que es «la cadera, porque es la que se lleva todo el peso tanto en movimiento como en correcciones». Desde que entró en el Conservatorio, ha asistido a los cursos que ha ofrecido José Carlos Martínez, de quien afirma: «Es maravilloso trabajar con él. Sus clases son únicas». Algo en lo que está de acuerdo Paula Fernández, tanto como en la dureza de las clases como en lo gratificante que es salir al escenario. Su coreografía favorita es un clásico, 'El lago de los cisnes'.
A distancia les observa Mar Andrés, profesora de Danza Clásica en el Conservatorio. «José Carlos lleva ya varios años viniendo, e intentamos que alumnos de los cursos tercero a sexto acudan a sus clases. Los chicos han visto sus DVD, y verle ahora tan de cerca, les ilusiona mucho», afirma. El Conservatorio Reina Sofía tiene un buen caudal de vocaciones, y «estamos consiguiendo que al acabar los estudios, muchos alumnos tengan acomodo en compañías o en escuelas internacionales». Añade que «es difícil, en España, encontrar un hueco. Aquí la danza sigue siendo la pariente pobre de las artes. Tenemos una Orquesta Ciudad de Granada, pero no un Ballet Ciudad de Granada cuando material humano hay para hacerlo, y muy bueno», asegura.
Sueños y horas de trabajo a la espera del triunfo. Jóvenes que en Granada apuestan por bailar clásico. Nadie dijo que fuera fácil, pero estos jóvenes creen que es posible.
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