'Conciertos en la cuarta fase' o la nueva normalidad musical en Granada

Y es que este jueves a las 22.00 horas arranca el tradicional 'Jazz en la plaza', y veinticuatro horas después, a las 21.30 horas, 'Conciertos en la cuarta fase', un ciclo de actuaciones en formato acústico que se desarrollará en este mismo emplazamiento durante todo el mes de julio y las primeras semanas de agosto. El cartel no puede ser más sugerente. Después de Marlango vendrá Arizona Baby, este sábado, y en semanas posteriores Josele Santiago (Los Enemigos), Señor Chinarro, La Bien Querida, Antonio Arias y Fernando Alfaro, Cecilia Krull, Neuman, Fon Román y Arco.

Detrás de este evento está Wild Punk. Su director Fernando Novi tenía claro que quería hacer algo así desde que se inició el proceso de desescalada. Las expectativas de aforo variaban con las diferentes fases. «Empezamos con treinta personas, después pudimos subir a ochenta y finalmente, tras la finalización del estado de alarma y conocidas ya las normas de la Junta de Andalucía –cuando se redujo la separación obligatoria de dos metros a uno y medio–, hemos llegado hasta las 178 plazas que posibilita este espacio de la Fundación CajaGranada, que actúa también como patrocinador junto a Bankia», explica Novi. Y es que el proceso de búsqueda del lugar adecuado tampoco fue coser y cantar. Tanteó el Palacio de los Córdova o el Corral del Carbón, pero finalmente se decantó por la Plaza de las Culturas, donde no hacen falta permisos especiales y donde caben esas 178 almas.

¿Será rentable? «Con que pinchemos en una de las actuaciones, las cuentas no salen», asegura Fernando Novi, quien reconoce que la principal motivación para 'echarse adelante', plenamente consciente de la situación, es que «había que arrancar». «En cualquier caso –añade– tiene que quedar bien claro que seguimos viviendo una situación anómala, que todo el planteamiento es de mínimos, incluidas las contrataciones, y que el sector, que genera más de 300.000 empleos anuales y una facturación de 8.000 millones de euros a nivel nacional, está inmerso en una fortísima crisis que compromete su viabilidad». «En condiciones normales, en la Plaza de las Culturas, yo hubiera precisado tres o cuatro operarios más en seguridad y otro par en producción, y ahora vamos a tirar con lo que podemos y con la total implicación de la gente de la oficina», agrega.

A pesar de medir hasta el último euro que gastarán –han tenido que negociar los cachés con cada artista en función de las restricciones de entradas–, no escatimarán en todo lo relacionado con la seguridad. Por lo pronto, en la fila de entrada ya habrá controladores para que se respete ese metro y medio. El acceso se llevará a cabo de forma ordenada, mientras que la salida se realizará empezando por las filas que están cerca de las escaleras –la bocana es muy grande–. Habrá abundante información, señales en suelo, paredes y megafonía, entradas digitales, hidrogel... «Es razonable que exista miedo, pero cumpliremos estrictamente con todos los protocolos que nos han marcado las autoridades sanitarias», concluye Fernando Novi.