La compañía granadina Toucher reconstruye el teatro clásico con su montaje 'Sacro Calderón'
Esta tarde, el Colegio Mayor Cisneros acoge el reestreno de una obra que se vio por primera vez en 2021, y toma ahora una nueva senda
Los clásicos del Siglo de Oro son terreno más que explorado en nuestro tiempo. Muy pocas son las compañías –incluyendo a las sostenidas con dinero ... público– que no hayan incluido, en algún momento de su trayectoria, algún montaje de o inspirado en autores como Lope, Calderón o Tirso. Por eso, inventar, en esos andurriales, es una hazaña. Y esto es lo que hace precisamente esta tarde a partir de las 20.30 horas, la compañía granadina Toucher, que reestrena en el Colegio Mayor Cardenal Cisneros su montaje 'Sacro Calderón'. El teatro granadino de las últimas cuatro décadas sería difícilmente comprensible sin la presencia de su director, Rafael Ruiz, copartícipe de iniciativas como el llorado Festival Internacional de Teatro –a ver si alguien se decide a recuperarlo, alguna vez– o el Festival Internacional de Teatro Universitario, quien esta semana, precisamente, ha celebrado su vigésima primera edición. Ruiz consiguió poner en pie este montaje en el peor instante posible, ya que la compañía nació como tal en marzo de 2020.
«Fue un momento crítico», recuerda Rafael Ruiz. Su primera representación fue, además, muy accidentada. El primer escenario iba a ser la plaza de la Catedral de Jaén en el día del Corpus, ya que fue diseñada para ser representada en un espacio abierto. La amenaza de lluvia, sin embargo, les obligó a trasladar la representación al Teatro Infanta Leonor, donde tuvieron que hacer encaje de bolillos con la escenografía y la iluminación para que todo se desarrollara como debía. Después de aquella experiencia, 'Sacro Calderón' ofrece, de nuevo, un tránsito por diversos autos sacramentales, desde la mirada orquestada de un Calderón senil pero muy lúcido, todos ellos animados por los personajes más emblemáticos de las obras calderonianas.
El elenco se ha ampliado con respecto a la primera intentona, y esta vez habrá 14 actores sobre las tablas, aunque la estructura permite que sean hasta 20. Este es un retorno largamente deseado, tal y como afirma Ilde Gutiérrez, uno de los actores protagonistas. «Un auto sacramental es algo muy complejo, y queríamos hacerlo muy bien, ya que será la primera vez que ofrezcamos el montaje en nuestra ciudad». Para Rafael Ruiz, el momento es idóneo, antes de la Semana Santa, ya que nos encontramos, obviamente, ante una obra de carácter religioso. «Quien acuda, podrá unir su fe en el teatro y su fe en lo sagrado», dice con humor. Con todo, estamos ante una obra muy seria, que trata con absoluto respeto a la figura de Calderón, la cual, según Ruiz, aparece con un protagonismo muy especial. «Es importante mirar y mimar a los clásicos, porque son una de las señas fundamentales de identidad de nuestra literatura», añade.
Esta mirada tiene en 'Sacro Calderón' un punto alegre. Y para que el público lo disfrute, es clave una dirección que no encorsete el verso, dejándolo fluir libremente, y consiguiendo que el público, al cabo de unos minutos, no sea consciente de que se le está hablando con rima. «La naturalidad en la dicción es una de las señas de identidad de esta compañía, y eso tiene un gran mérito», asegura Rafael Ruiz.
Una clase de Teología
Uno de los grandes méritos del teatro sacro de Calderón es el de mostrar fundamentos teológicos de primer nivel de manera que sean comprensibles para el pueblo llano, el público habitual de estos títulos. Quien acudía a las representaciones recibía, como recuerda Ilde Gutiérrez, una clase de Historia Sagrada, ya que la habilidad del autor para narrar desde la creación del mundo hasta el sacrificio de Cristo –los autos son una exaltación del sacramento de la Eucaristía– no buscaba otro objetivo que completar los mensajes que se lanzaban desde los púlpitos.
Descubrir el significado oculto de las palabras de Calderón requiere un trabajo previo a la puesta en pie de la obra. «Tenemos que entender primero lo que quiere decir el autor antes de transmitirlo», comenta Gutiérrez. Luces, efectos y vestuario son plenamente contemporáneos, pero están revestidos de un clasicismo muy fácilmente identificable. «En el vestuario hemos trabajado para que la tela comunique las sensaciones. La naturaleza humana mustia, que se lamenta de haberse dejado llevar alejándose del estado de gracia, se presenta vestida de marrón, como un árbol con las ramas ajadas», recuerda Ruiz.
Toucher lleva adelante otros tres montajes: 'Unidad de lugar', con Irene Aguilera y Elena del Pino, que se pudo ver hace poco en la sala El Semillero; 'Las preciosas ridículas', de Molière, con un reparto de ocho actores, y 'El juego del amor y el azar' de Marivaux, todos ellos dirigidos por Rafael Ruiz.
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