Danza en Granada
La compañía granadina Proyecto Lanza pone en pie su 'Acto I'La iniciativa del bailarín y coreógrafo Cristian Martín mostrará en el Alhambra el miércoles un montaje que se revela ante los límites establecidos
Aunque el bailarín y coreógrafo Cristian Martín nació en Ávila, Granada es el lugar que eligió para vivir y para crear. Su compañía, Proyecto Lanza, ... ha puesto en pie el espectáculo 'Acto I. Lugar de encuentro', que el próximo miércoles se podrá ver por primera vez en la que ahora es su ciudad, dentro de la programación del Teatro Alhambra. El espectáculo ha recibido en fecha reciente dos Premios Lorca de la Academia de Artes Escénicas de Andalucía, el de mejor intérprete de danza para el propio Cristian Martín y el de mejor espectáculo de danza. El jurado valoró su apuesta valiente no exenta de rebelión frente a la ortodoxia.
Martín recuerda que Proyecto Lanza es su apuesta personal tras 16 años trabajando como artista invitado con Daniel Doña. Desde 2018, comenzó a generar nuevos formatos en solidario, bajo la dirección de su compañero, pero con una marca propia y arriesgando a todos los niveles, también el económico. «Este último espectáculo, 'Acto I', es una coproducción de la Bienal de Flamenco de Málaga, con el apoyo de las residencias del Flamenco Festival de Torrox que dirige Miguel Marín, y supone un encuentro con artistas malagueños», comenta. Evidentemente, tiene mucho que ver el hecho de que en la vecina provincia sí que hay dinero para afrontar este tipo de producciones, algo que en Granada, por desgracia escasea o falta directamente.
El montaje también supone un punto de encuentro musical con profesionales que proceden de la escena de los tablaos con la evolución escénica contemporánea, representada por Miguel Marín Pavón, músico multidisciplinar descendiente de Aurora Pavón 'La Niña de los Peines', y el propio Cristian Martín, único bailarín del espectáculo. El espectáculo se vio en la Bienal de Málaga en el Auditorio Edgar Neville y que ahora se estrena en el coliseo del Realejo. Conjugar tradición y vanguardia no ha sido una tarea fácil. Como el propio Martín afirma, «es natural expresarme desde un punto en el que no distingo si algo es flamenco o no lo es. Hago danza desde una raíz, la escuela española y el flamenco, que es de donde procedo, y lo proyecto hacia otros contextos contemporáneos, que me aportan libertad y me permiten llegar donde quiero».
Desde el sonido
Martín hace también hincapié en la reconstrucción sonora que supone el trabajo de Sandra Carrasco y David de Arahal, quienes, afirma, han guiado la «partícula flamenca» del espectáculo, a la que hay que sumar la música original de Marín Pavón. De ese punto de encuentro entre lo flamenco y lo contemporáneo ha surgido este 'Acto I'. Lo sonoro y lo escénico se han dado la mano, y con la colaboración de Daniel Doña, se ha creado este lenguaje único, a caballo entre lo vivido y lo por vivir, de lo que ha sido y de lo que es Martín, que constituye la base de la propuesta.
Desde el punto de vista narrativo, 'Acto I' es un primer paso hacia algo mucho mayor. Por ello, es más que probable que haya un 'Acto II' e incluso un 'Acto III'. «Hay muchos caminos por explorar entre tradición y vanguardia. Por ello, al igual que este ha sido un punto de encuentro con artistas de la vecina Málaga, me gustaría, si la economía de la compañía lo permite, tener colaboraciones con artistas de otros lugares de nuestro país», asegura el bailarín.
Sobre el escenario son cuatro los artistas: el guitarrista holandés Yus Wieggers, el cantaor Bonela Hijo –quien ya colaborara con Cristian Martín en su espectáculo 'A golpes', creado para la calle–, y el ya mencionado Marín Pavón, amén de él mismo. Sobre el hecho de bailar en solitario, afirma que, a pesar de la responsabilidad, le apetecía sostener una obra por completo. Las luces son responsabilidad de Almudena Oneto –quien ya trabajó con La Itinerante–, el sonido es de Óscar Vizcaíno y el vestuario de Ximena Hidalgo.
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