El Sacromonte vuelve a ser plató de cine

El argumento de este largometraje, como decimos, toma su idea principal en las inundaciones del Sacromonte en 1963, el derrumbe de las cuevas y el desplazamiento forzoso del paisanaje sacromontano, su economía y forma de vida.

Tanto la catástrofe, como el barrio mismo, lleva a relatar la historia de Alba, una bailaora gitana que se gana la vida dando espectáculos en cuevas y tablaos de la ciudad, y de Sidki, un hombre marroquí que huyó de su país en busca de una vida mejor con más posibilidades. Alba, al contemplar la situación de su barrio y sus gentes, familiares y amigos, después de las intensísimas lluvias, emprende un camino en solitario. En tales momentos, llega a sus oídos la noticia de que recientemente a su zona ha llegado un grupo de migrantes, igualmente desahuciados, y decide buscar la manera de ayudarles, aunque eso le suponga situaciones incómodas con su pareja, que finalmente le ayuda aun sabiendo que esto puede ser lo último que haga en su vida.

Una película, ficticia, como todas, pero con un probable trasfondo de actual verosimilitud, grabado en nuestra tierra, con la Alhambra, como telón de fondo, que podremos ver estrenarse el próximo año.