Belén Rueda deslumbra con su vestido inspirado en la Alhambra

Para una gala donde el cine y la moda se unen, la firma ha presentado un vestido inspirado en las icónicas imágenes en las que, a finales de los 50 y los 60, el fotógrafo estadunidense Henry Clarke capturó la esencia de alta costura en la Alhambra. Unas instantáneas en las que las creaciones de diseñadores españoles se mezclaban con la geometría y la atmósfera de los palacios nazaríes.

Clarke usó el contraste entre la piedra antigua y los tejidos para resaltar la figura femenina, un juego de luces y sombras que ahora se proyecta en el vestido diseñado para Belén. Hecho de organza de seda, tafetán y tul con suaves incrustaciones en relieve, el vestido refleja el esplendor de los estucos, los patios y las celosías de La Alhambra, y reproduce la caligrafía ornamental de sus muros con filigranas de hilo de oro rosa envejecido, evocando los reflejos del mármol y la caliza al atardecer. Su paleta cromática, dominada por los verdes secos, los grises cálidos y matices en piedra y nude, traza un paralelismo con las paredes desgastadas por el tiempo.

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El cuerpo, confeccionado en terciopelo, está creado mediante una estructura que realza la silueta, mientras la falda de organza, trabajada con capas superpuestas, recuerda a los juegos de luces y sombras de los mocárabes de los techos. Cada puntada es un tributo a la artesanía, a la arquitectura y a aquella Granada que sigue viva en la memoria de la moda.

El look se completa con unos pendientes de alta joyería de la década de los 50, realizados en platino con parte Cuff superior, y una cascada de diamantes que ponen el broche final al conjunto.