El Centro Cultural de Acera del Casino inicia una carrera contrarreloj para su reapertura

Comienza ahora, comenzó ayer de hecho, una carrera contra el reloj para devolver al espacio su antiguo esplendor y una imagen acorde con el lugar en el que está, que bien pudiera empezar por darle uso a los escaparates. Pero el asunto va más allá: según estimaciones municipales, solo poner en órbita el sistema de alarma y circuito cerrado –que garantice mínimamente la seguridad de las piezas expuestas–, y como corroboran expertos consultados por IDEAL, puede costar 150.000 euros. Igualmente, habría que renovar el sistema contraincendios –está obsoleto, según los técnicos–, y todas las conexiones eléctricas y de datos, además de dotar a la sala por completo del mobiliario e iluminación para volver a ponerla en marcha. En términos aproximados, una inversión total de en torno a 600.000 euros, tirando por lo bajo.

Dado que el presupuesto de Cultura, responsable último de programar en la sala, está bajo mínimos, y según confirmó ayer a este periódico el director general del Área, Javier de Pablos, «esto debe convertirse en un empeño global del Ayuntamiento. La visita de hoy (por ayer) certifica que vamos a poner en marcha todos los resortes posibles para que la sala pueda volver a funcionar cuanto antes». ¿Cuándo? «No podemos aventurarlo. Si de mí dependiera, abriríamos en primavera, pero tenemos mucho trabajo pendiente. Lo que tenemos claro es que no vamos a perder la oportunidad de devolver este espacio a la ciudad».

El penúltimo capítulo de la historia de la sala comenzó el día que la Fundación CajaGranada se enteró «por la prensa» de que no se iba a renovar el convenio de colaboración que esta y el Ayuntamiento mantenían, y que dejaba en manos de la Fundación la programación artística del Centro. María Elena Martín-Vivaldi, presidenta de la Fundación CajaGranada, huye de la polémica al afirmar que «aún no conocemos las razones últimas de esta decisión, por más que se hayan aventurado algunas». El ente vinculado a Bankia entregó las llaves al Ayuntamiento hace un mes, después de llevarse todo el mobiliario interior, que era de su propiedad. Asegura que «en un momento determinado, se nos pidió que mantuviéramos el equipamiento, pero son bienes inventariados, y si los hubiésemos dejado, hubiéramos tenido que dar explicaciones a los patronos de la Fundación. A pesar de todo, desde que empezó la pandemia hasta ahora hemos pagado todos los suministros, aunque no hemos ejercido actividad alguna».

Martín-Vivaldi asegura que el equipamiento podría haberse quedado en la sala, «pero con una contraprestación». Yesta, según afirma, era bien fácil: devolver a la Fundación su participación en el Bono Turístico –1 euro por bono– que se le retiró durante el mandato del anterior equipo de gobierno, comandado por Paco Cuenca. «Hablé con el alcalde para que se arreglara el tema, porque me dijo que reequipar la sala iba a suponer un gran gasto. Nosotros hicimos esa propuesta, pero no debió considerarse adecuada, por lo que, como es lógico, nos hemos llevado lo que era nuestro».

Ahora, cada día cuenta, porque el objetivo de Cultura es reabrir el Centro Cultural con dos grandes eventos. El primero, una completa exposición que muestre lo mejor del patrimonio municipal; el segundo, el evento central del Año Fortuny, con piezas llegadas de varios museos del mundo. Es curioso: la Fundación CajaGranada es una de las entidades colaboradoras del Año Fortuny, que, lógicamente, finalizará el 31 de diciembre de 2021. Mucho habrá que correr para que el calendario cuadre.