Aurelia Navarro, la pintora granadina 'invitada' por el Museo del Prado
La calificada como una de las mejores artistas locales de la historia es protagonista con su 'Desnudo de mujer' en la pinacoteca nacional
José Antonio Muñoz
Granada
Jueves, 14 de enero 2021, 00:20
Aurelia Navarro (1882-1968) fue un artista muy especial. La pintora granadina tuvo una biografía muy turbulenta, a su pesar, ya que su único objetivo ... en la vida, desde que descubriera su pasión por la pintura, fue plasmar en un lienzo sus inquietudes estéticas. Ahora, Navarro es una de las protagonistas de las exposición 'Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)', que permanecerá abierta en el Museo del Prado hasta el 14 de marzo, justo un año después del inicio 'oficial' de la pandemia. En esta exposición se puede ver 'Desnudo de mujer', una obra de 93 por 160 centímetros pintada en 1908, y cuya ejecución le ocasionó no pocos problemas, a pesar de ser premiada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año.
La obra es propiedad de la Diputación Provincial, quien la adquirió en su día por 2.000 pesetas, según afirma el coleccionista y copropietario del museo Casa Ajsaris, Juan Manuel Segura. Por cierto que el museo albaicinero alberga en sus muros otra de las muy pocas obras firmadas que de la pintora que hay en la ciudad, aunque es posible que haya algunas más sin firmar. Pero vayamos paso a paso.
Segura descubrió a la pintora a través de quien fue uno de sus grandes maestros, Marino Antequera. «Pocas mujeres ha habido que tuvieran premios en tres exposiciones nacionales de Bellas Artes. En su caso, fue mención honorífica en 1904, cuando solo tenía 22 años, por su obra 'Sueño tranquilo'. Dos años más tarde, en 1906, obtuvo una tercera medalla en 1906 por 'Retrato de señorita' y también fue tercera medalla en 1908, precisamente con el cuadro que se expone ahora en el Museo del Prado». El coleccionista granadino es propietario de otra de las obras de la artista, un retrato de pequeño formato titulado 'Pensativa', sin fechar, que muestra a una joven ataviada con una falda oscura, blusa celeste y sombrero, con la Real Chancillería como fondo.
Errores
Aurelia Navarro ha sido objeto de atención en los medios después de muchos años con ocasión de la exposición, por el hecho de que, según han afirmado algunos medios citando fuentes del Museo, hay una relación directa entre el hecho de que la artista acabara profesando como monja adoratriz en 1923 y las críticas recibidas en los ambientes más puritanos de la época por haber pintado el desnudo que ahora se exhibe en la pinacoteca nacional. «Es completamente incierto», afirma Segura. «La decisión de ingresar en el convento de las adoratrices de Madrid, no en el de Córdoba como también se ha dicho erróneamente, fue muy posterior, y no es consecuencia de la repercusión del cuadro».
Añade que Aurelia Navarro continuó con su carrera artística sin problemas y residiendo en Granada durante 15 años. «El ingreso en el convento tuvo lugar por el enfrentamiento que Aurelia tuvo con su padre, cuando el pintor Tomás Muñoz Lucena, viudo, con dos hijos y su vecino en Plaza Nueva, que había sido su maestro, pidió su mano. Su padre se la negó, y en aquel año partió de Granada para no volver jamás. Tomás Muñoz Lucena se trasladó al año siguiente a Sevilla, alejándose también de la ciudad». La revista Granada Gráfica dio noticia del traslado del maestro, una figura eminente dentro del ambiente artístico de la época, profesor además en el Instituto Padre Suárez.
La obra 'Desnudo de mujer' tiene evidentes reminiscencias velazquianas y una calidad fuera de toda duda. De hecho, la calificación como tercera medalla de la obra en la exposición de 1908 provocó el enfado de Julio Romero de Torres, uno de los miembros del jurado, que argumentó lo insuficiente del premio, ya que, según el artista cordobés, merecía un más alto galardón.
Desde el punto de vista estilístico, las obras de Aurelia Navarro son deudoras de las de su maestro. «Podrían estar firmadas por él», afirma. Aunque no fue el único guía en el arte que tuvo, ya que antes fue alumna de José Larrocha. Tras profesar, abandonó el mundo pero no el arte. En Alcalá de Henares fue maestra de novicias, y al estallar la guerra civil se trasladó a Córdoba, donde vivía su hermano, médico famoso, y donde está enterrada. Su madre, Resurrección Moreno, acabaría profesando también.
Y en este punto, queda por aclarar un misterio en torno a ella. Según afirma Juan Manuel Segura, se decía que Aurelia tuvo un contacto muy directo con las Carmelitas Calzadas, convento muy próximo a su casa, y que pintó algunos cuadros para ellas. Estos cuadros estarían sin firmar, por lo que es posible que en dicho convento se encuentren emboscadas algunas obras de esta artista granadina que hasta marzo brilla en el Prado.
Una exposición para darla a conocer
El cuadro que ahora se exhibe en el Prado estuvo en el Palacio de Bibataubín, pero con ocasión de unas obras se embaló y no se ha mostrado en mucho tiempo. Al igual que ya ocurriera con su maestro y marido frustrado, Muñoz Lucena, objeto de una exposición organizada por Casa Ajsaris, los coleccionistas Juan Manuel Segura y Francisco Jiménez se hallan en conversaciones con Fundación Caja Rural Granada para organizar una gran muestra dedicada a la pintora. «Tenemos las obras perfectamente localizadas, así que no tiene por qué ser difícil», afirma Segura.
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