El British Museum muestra la faceta de Picasso como grabador

La muestra ofrece un recorrido de la vida de Picasso a través de su arte, incluidas sus borrascosas relaciones con las mujeres y su trabajo con impresores, editores y otros artistas. La exhibición repasa las diferentes técnicas de grabado empleadas y sus cambiantes enfoques para abordar sus proyectos. «La gente está más familiarizada con sus pinturas. Queríamos mostrar que el grabado es un área creativa realmente importante de su trabajo y que logró grandes cosas en este campo«, asegura la comisaria de la exposición, Catherine Daunt, especialista de grabados modernos y contemporáneos del British Museum.

La exposición, que incluye obras realizadas desde 1904, tras la llegada de Picasso a París hasta 1971, es la más grande dedicada hasta el momento por el centro británico al artista, con 97 grabados de los 553 del genio que posee la institución. La exhibición reúne grabados creados a principios del siglo XX, antes y después de la revolucionaria pintura de Picasso 'Las señoritas de Aviñón' (1907), que despejó el camino al cubismo. También incluye un grupo de grabados de la Suite Vollard, una serie de 100 aguafuertes realizados en la década de 1930 y que revela la influencia del arte clásico en la obra de Picasso, al tiempo que refleja su tormentosa vida personal.

Desde 1930 hasta 1936, Picasso alumbró una serie de 97 grabados en cobre, que vendió en 1937 a Ambroise Vollard, junto con tres retratos de este. En contrapartida, Picasso recibió algunas obras que ambicionaba para su colección privada. Al principio tenía la intención de hacer más retratos de Vollard, pero esto no fue posible debido a la edad avanzada del marchante, quien ya tenía más de setenta años. En esa Suite Vollard, hay referencias a la Guerra Civil española, como el aguafuerte 'El sueño y mentira de Franco', presente en la muestra.

Los aportes temáticos incluyen el circo, la corrida de toros, el amor y el sexo, y las interrelaciones de Picasso con artistas del pasado. La exposición termina con una selección de la Suite 347, llamada así por el número de grabados de la serie, que Picasso completó a los 86 años en 1968, en un brillante estallido de creatividad tardía. «Más adelante vemos su interés por la litografía y el grabado en linóleo, y finalmente los grabados que hizo cuando estaba al final de su vida, cuando pensaba en su legado. Así que vemos muchos elementos diferentes de Picasso en esta exposición», señala Daunt.

Sin experiencia ni preparación, Picasso acometió su primer grabado, 'El zurdo', en 1899, cuando tenía 17 años. En la obra muestra a un picador. En 1904 realizó el aguafuerte 'La comida frugal', que abre la exposición y que se considera una obra maestra de su primera etapa.

Los grabados de la Suite 156, creados por Picasso en planchas de cobre entre enero de 1970 y marzo de 1972, representan una suerte de testamento del talento del artista, incluso a la avanzada edad de casi 90 años. Esta colección denota influencias de grandes maestros como Rembrandt, Degas, Goya, Murillo y Delacroix. La suite da cuenta de la experimentación técnica que caracterizaba al pintor, desde el uso básico del ácido hasta sofisticadas aguatintas con resinas o azúcar. «Sus grabados son como un diario personal, ya que siempre incluyó elementos de su propia vida. Aprendemos mucho sobre su vida con ellos. Vemos a las personas que significaron mucho para él, a sus esposas y a amantes. Son un reflejo de sus emociones, sus vivencias, los artistas que lo inspiraron. Fue un grabador muy inventivo y creativo», aduce Daun.