El arte textil y la mirada descolonizadora comparecen en ARCO

Nada más entrar, un gorila encaramado a una rama, obra de Miquel Barceló, saluda al visitante, que inmediatamente puede observar una ciclópea raíz de un árbol que Ai Weiwei ha levantado en hierro para abordar asuntos candentes como el desarraigo de los refugiados o, en su caso, la desolación del exilio.

Conforme se visitan los estands, se observa la excelente representación de las esculturas de Jaume Plensa, quien trabaja el alabastro para resaltar las superficies suaves y traslúcidas. Piezas de ojos cerrados y serena espiritualidad. No menos destacada es la geometría abstracta de Pablo Palazuelo.

En el intrincado laberinto artístico que modelan los pasillos de las galerías, el visitante se da de bruces con las obras de los grandes maestros que alcanzan precios de siete cifras. Se trata de piezas de Joan Miró, Juan Gris, Salvador Dalí, Eduardo Chillida, Bernar Venet, Heidi Bucher y otros.

Las pinturas más decorativas conviven con la reivindicación política furiosa. La galería Luis Adelantado presenta una videoinstalación en la que Alex Reynolds ha recabado, con la ayuda de la inteligencia artificial, todas las comparecencias informativas que el Departamento de Defensa de EE UU ha ofrecido sobre la guerra en Gaza. En una pantalla de televisor se van sucediendo las preguntas de los informadores, mientras que las respuestas de los distintos portavoces de la Casa Blanca han sido cortadas, circunstancia que evidencia que la contestación siempre es la misma.

La galería berlinesa Klemms se apunta también al arte más contestatario. Un torso de la Estatua de la Libertad emerge del suelo con graves mutilaciones: la mirada derrotada, el brazo seccionado, ese que sostenía la antorcha, configura una estampa inequívoca de la sinrazón de estos tiempos sobresaltados.

Una parada obligatoria es la obra de Fernando Sánchez Castillo que lleva por nombre 'Navalni'. El gran detractor de Putin que fue encarcelado injustamente y murió en prisión, dibuja con sus manos la forma de un corazón, toda una ironía en un artista que gasta buenas dosis de indignación en sus obras. No en balde, Sánchez Castillo lleva años metiendo el dedo en el ojo a una sociedad complaciente que enmudece ante la barbarie.

Entre las piezas más cotizadas descuellan dos expuestas en la galería de Leandro Navarro: 'Tête aux trois cheveux devant la lune', una pintura de Joan Miró con un precio de 1,6 millones de euros, y 'Pipe et paquet de tabac', alumbrada por Juan Gris en 1922 y valorada en 1,25 millones. En la galería Lelong está colgado también un Miró que se vende por 1,2 millones, y en Guillermo de Osma, aparece un boceto de Salvador Dalí que perteneció a la colección de la actriz italiana Sophia Loren.

Entre los premios concedidos este jueves se encuentra el otorgado a la galería belga Meessen, que recibió en Madrid el premio al mejor estand de la feria de arte contemporáneo ARCO por el diálogo entre la obra de dos artistas: el español Ignasi Aballí y el chino Xie Lei.

Una serie de esculturas de bronce inéditas de Aballí, 'Objet de la peinture', representa un lienzo sin pintar para cuestionar «tanto el estatus de la pintura en sí misma como los límites de nuestra percepción». Junto a ellas, las pinturas de Xie exploran «la duplicación de formas o el borrado parcial de cuerpos», con el propósito de mostrar «que el doble puede ser tanto una extensión como una alteración del yo».

Por su parte, la compañía fotográfica Leica celebró el jueves su 100 aniversario en la feria, donde se reivindicó el «poder» del arte en la fotografía y la «magia» que supone poder captar los momentos importantes de la historia. «Gracias a Leica se han tomado fotos legendarias como el retrato del Che Guevara, de Muhammad Ali o la imagen 'Muerte de un miliciano' de Robert Capa. Son un legado que forma parte de la historia visual de la fotografía», dijo el director general de Leica en España y Portugal, Javier Liedo.