Corpus de 2024
La compañía Mira de Amescua representará 'El alcalde de Zalamea'
Antonio Ubago
Viernes, 24 de mayo 2024, 00:10
En las más de tres décadas de vida de esta Compañía, Mira de Amescua, continúa siendo el género áureo sacramental el más preciado de esta ... agrupación teatral, razón de ser de su nacimiento, al tiempo que considerada destacada especialista en el mismo y haber centrado en un clima genuinamente literario la solemnidad del Corpus granadino, junto a la procesión que así constituyen las dos notas más relevantes de nuestras Fiestas Mayores. No es este Corpus, sin embargo, un auto sacramental la obra que representa esta agrupación teatral los próximos 28 y 29 en el Corral del Carbón con el patrocinio del Patronato de la Alhambra y Generalife, en coordinación con el Excmo. Ayuntamiento de Granada (con ocasión del programa de la Tercera Muestra de Teatro en el Corpus/2024 'Ciudad de la Alhambra'). Se trata de 'El alcalde de Zalamea', una de las obras más conocidas y representadas del Siglo de Oro a causa de su estructura, la fuerza de sus vigorosos caracteres y su excelente versificación. Sirve de complemento al programa festivo granadino de las fiestas del Corpus la pieza eucarística insuperable de 'El gran Teatro del Mundo' el 8 de junio en Torre del Campo, el 15 en Málaga, en la parroquia de Santa Rosa de Lima, así como el 21 en la iglesia granadina de San Juan María Vianney que hacen a esta obra eucarística la más representada del programa general de este grupo teatral. Difícil resulta sustraerse a la enorme riqueza de contenido de este auto, tal vez la obra cumbre de Calderón, aun cuando el mensaje vertebral de la misma sea sencillo y claro: «Obrar bien, que Dios es Dios».
No se trata, pues, en esta edición, del género habitual de representación de este grupo teatral en el Corpus, sino la puesta en escena en esta próxima festividad eucarística de la obra que ya se había hecho tan célebre que suplantó a la comedia de Lope y adquirió su título definitivo al pasar de 'El garrote más bien dado' a 'El alcalde de Zalamea', una de las obras más populares de Calderón de la Barca que contiene todos los grandes ingredientes de la literatura universal: venganza, pasión, crimen, honor, orgullo, justicia, lucha de clases… Esta universalidad unida a la maestría en la dramatización es lo que hace de esta obra (escrita entre 1642–44 y publicada en 1651) un clásico imprescindible, un texto sorprendentemente actual.
El tema es la venganza del alcalde Pedro Crespo, que da muerte a don Álvaro de Atayde, el arrogante capitán que ha secuestrado y violado a su hija (Isabel). Esta reacción no se percibe como el resultado de aplicar un código rígido y bárbaro, sino como una reacción justa que será aprobada por el rey (Felipe II). Don Lope de Figueroa, general de las tropas y responsable de la ocupación de Zalamea, mantiene una dura controversia con Pedro Crespo, alcalde, no porque considere que el capitán no merece el castigo, sino porque le correspondía a él –representante del poder militar– aplicarlo. La acción se desarrolla durante el paso por Zalamea de la Serena (Badajoz) de las tropas reales camino de Portugal. Cuando Calderón habla de 'honor' ('opinión', 'fama', 'honra',) lo hace como equivalente de 'dignidad'; una dignidad que no es prerrogativa de ninguna clase o estamento social, sino patrimonio de cualquier ser humano. Esa dignidad enfrentada a un cainismo atávico permite que Calderón siga siendo nuestro contemporáneo. Porque su defensa de la dignidad del hombre común llega con claridad, a través de los siglos, al corazón del espectador de hoy. Un paso más para continuar derribando la muralla de malinterpretaciones que tratan de estigmatizar a Calderón como un supuesto valedor de inadmisibles privilegios. Acusaciones que se desvanecen en cuanto se le sube a escena y se deja que su implacable acción dramática hable por sí misma.
La primera actuación de esta compañía en el Corral del Carbón fue en el Corpus de 1997 con 'El Pastor Lobo', si bien ya en el 95, recién creada como asociación cultural, lo hizo en la iglesia de San Gil y Santa Ana, siempre con el patrocinio municipal. Y desde entonces no ha dejado de actuar este grupo teatral en las fiestas del Corpus de la ciudad. Un dato curioso al respecto: en los 'Anales de Granada' de Henríquez de Jorquera se dice que desde 1580 hasta 1675 nunca faltaron «Carros y Comedias» en el Corpus, pero que ninguna compañía repitió más de dos veces. Más afortunada, por tanto, es la granadina que reúne el mayor número de representaciones. Esta y otras especiales razones determinan que la trayectoria de este grupo sea singular dentro del teatro del Siglo de Oro, según fundada opinión de profesores universitarios especialistas.
Se siente gozosa esta compañía de avivar el hondo sentimiento cultural y religioso que los autos sacramentales suponen; se evidencian así estas obras como uno de los pilares de la festividad del Corpus, fiesta mayor de la exaltación de la Eucaristía y para cuyo realce nacieron los autos. Por la acertada elección de obras, por las sencillas pero esmeradas puestas en escena, por la expresiva dicción de los versos áureos o por la selección de las ilustraciones musicales, tras tres largas décadas continuadas de actividad, podríamos decir sin rubor, que nos hallamos en una segunda revitalización de los autos sacramentales en nuestra ciudad después de la reiniciada en 1927 por ilustres granadinos tras su prohibición en tiempos de Carlos III.
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