Los Ángeles volaron nuevamente en el Ateneo
El escritor Ángel Fábregas conduce la entrevista-coloquio con José Rodríguez Ampudia en la que participa Miguel Ríos
Juan Jesús García
Viernes, 29 de enero 2021, 01:30
El ciclo de charlas vía Zoom del Ateneo de Granada lleva ya varias sesiones recordando el comienzo del pop en la ciudad allá por los ... primeros años sesenta. Un momento efervescente que dio grandes nombres a la historia de la música española. Hace unas semanas fue Miguel Ríos quien mantuvo un interesante y divertido coloquio reviviendo sus primeros días en la música, sus pasos por la radio como amateur y los primeros discos que le coronaron, entonces, como el 'Rey del twist'.
En la Granada de aquella década hubo una generación de jóvenes que querían romper con todo, «con una ciudad oscura que buscaba con atrevimiento una salida en la música», como dijo José Rodríguez Ampudia 'Agustín' en la presentación previa a esta charla. Agustín fue miembro fundador del 'conjunto' que mayor proyección tendría en la España del desarrollismo: Los Ángeles.
Sus componentes tenían ya algunos conciertos dados. Así Alfonso González 'Poncho' previamente procedía del dúo Los Ases (con Miguel Quijada); Agustín había hecho pareja con Julián Granados en el Dúo Corinto, que amenizaba reuniones juveniles, y una noche para tocar en un festival en Marcena se les unió Carlos Álvarez. Como anécdota hay que recordar que Agustín pasó antes por la Tuna de Sociales, donde coincidió con un imberbe Carlos Cano.
Los antecedentes directos a Los Ángeles hay que buscarlos en el grupo Los Diablos Rojos, nombre harto conflictivo para la época, un trío/cuarteto en el que ya figuraban Agustín, Carlos 'el twister' (por su elegancia mod), Javier Muñoz Pérez del Pulgar y Granados, otro artista de muy largo recorrido.
La llegada de Poncho fue definitiva para el cambio del nombre al más apropiado The Blue Angels, con sus iniciales bordadas en sus chalecos. «Los majarones de España», como los bautizó por su chispeante alegría juvenil el padre de un próximo y fugaz miembro: Miguel Mejías. Tras traducir su nombre empezaron a grabar sus primeros epés, los discos de cuatro canciones habituales en esa época.
Ya con la formación definitiva, tras bajas por la mili y el alta de sus sustitutos la alineación quedó establecida por Poncho, Carlos, Agustín y Paco Quero. Más adelante entraría José Luis Avellaneda. «El mejor grupo vocal que hubo nunca en el pop español», como dijera el entrañable locutor Juan de Pablos. El mismísimo Brian Epstein, manager de los Beatles que los escuchó tocando en Torremolinos, aseguró también que eran «el mejor grupo de España».
De su primera actuación profesional en la 'verbena de la prensa' ya el IDEAL dijo: «son una orquesta de gran fuerza espectacular. Una atracción de primer orden ya que se trata de un magnífico conjunto de ritmo moderno y trepidante como él solo, que hace las delicias de las parejas, pues su repertorio está basado principalmente en los twist, bosanova, madison etc. Esta orquesta, dotada de instrumentos electrónicos causó sensación en el público asistente».
A su lado brotaban los conjuntos como setas: Los Llamas, Los Golpes, Los Soni Black, Los Duendes, Los Armstrong, Los Leader's, Los Crays (donde estuvo un tiempo Jesús de la Rosa, de Triana), Los Songers, Los Hampas, Dúo Eléctrico… casi todos alumnos de pioneros como Los Nevada y Los Wyndis. Tantos, más de medio centenar, que algún medio llamó a Granada «La Fábrica de conjuntos».
Ese es marco histórico y geográfico por el que se mueven los protagonistas de la novela 'No digas que fue ayer', del escritor Ángel Fábregas, quien condujo la entrevista-coloquio con Rodríguez Ampudia ayer en el Ateneo. Una novela que, en palabras de Miguel Ríos, «nos recuerda que rozamos la inmortalidad en aquella juventud».
Anécdotas
Ejerciendo de 'Ángel de guardia', Agustín mantiene una memoria prodigiosa, absolutamente fotográfica, a la hora de recordar detalles y anécdotas de juventud. Como su llegada alucinado a Torremolinos que entonces fue un oasis de libertad, «era otro mundo», y se raparon la cabeza para diferenciarse del resto de los grupos de clubes. Allí estuvieron tres años. Tres de los cinco «en que mi padre no me hablaba por la música». Agustín contó muy emocionado que la misma noche que su padre moría, él tenía que tocar; le dejó en el hospital, hizo la actuación y luego regresó. «Entonces dábamos 100 conciertos al año, y volvíamos cada noche a Granada».
Entre las curiosidades que comentó fue cómo se 'inventó' al dúo 'Enrique y Ana' cuando trabajaba como ejecutivo para la discográfica Hispavox. Y de cómo Miguel Ríos –que estaba en la tertulia– le ayudó en numerosas ocasiones en los momentos más bajos de su vida.
Al borde del llanto, Agustín, recordó a sus compañeros de grupo: «aquel accidente era para mí» dijo, cuando su sustituto Avellaneda falleció aquel fatídico día de 1976. También se refirió a Carlos como «su hermano del alma», relatando como reactivó la marca en su segunda etapa para ayudarle a superar las secuelas del accidente.
Antes de que un nuevo terremoto en directo interfiriera la charla, le dio tiempo a concluir con un deseo: «Lo importante es que no se pierda la cultura en Granada en estos tiempos».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión