Música impresionista en el Carlos Quinto
Andrés Molinari
Sábado, 20 de septiembre 2025, 13:41
Como un pequeño estrambote del Festival, el patio del Palacio de Carlos V renuncia a desnudarse de sus sillas y a acallar las músicas que ... evanescen entre su armoniosa columnata. Esta vez el Archivo Manuel de Falla ha presentado su trigésimo primer «Encuentro», con un concierto dedicado al «neohelenismo» en el que se recordó el centenario del estreno de Psyché, pequeña obra del gaditano para un texto de Georges Jean-Aubry.
Para la remembranza de este «mito reinventado», el concierto en el anillo imperial contó con la colaboración del PAG, el INAEM, la Fundación Caja Rural y la Asociación Cultural de las Ciudades Hermanadas y Creativas con Granada.
En el centro de la noche esa obra de Falla, casi una nana para dormir a un fauno. Lindeza de brisa abstracta y melodía esquiva desde el violonchelo hasta la travesera, transverberando la voz aterciopelada de la soprano. Brevedad de Falla, que lo menos es más.
Antes, los hermanos Pablo y Alberto Martos ejecutaron una sonata para violín y chelo de Ravel. Ellos muy teatrales, briosos casi en exceso, pero idóneos para esa rara pieza que suena al famoso cuarteto del vascofrancés. Como si hubiesen restado las ocho cuerdas intermedias.
Toda la segunda parte fue para las dos versiones que Claude Debussy escribió sobre Bilitis, mito lesbiano de la Grecia legendaria, inventado por la fantasía del poeta Pierre Louÿs en 1894. En la versión para piano y voz Héctor E. Márquez, también director del concierto, acompañó con su silabeo nostálgico, a Lucía Tavira poseedora de un metal aliviado de esquinas y complaciente con una melancolía que parecía rielar en la noche muy calurosa. La segunda versión requirió sobre el escenario la presencia además de Miguel Ángel Sánchez y Carmen Escobar, en las arpas, Javier Castiblanque y Manuel Rallo, en las traveseras, y Hanna Nisonen, en la viola. La voz de Lucía se tornó recitadora en español y luchó para que los demás instrumentos no la desdibujaran, aunque todos no lograron que los ruidos de recogida de sillas acortaran el concierto en sus últimos compases.
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