El mundo entero cabe en el Corral
Andrés Molinari
Domingo, 18 de junio 2023, 13:41
Un primer aplauso para el Patronato de la Alhambra y el Generalife, y su programa cultural, por no esquivar el bulto y ofrecer de nuevo ... el Corral del Carbón para reponer aquellas funciones teatrales de Corpus que hubieron de suspenderse por un chaparrón. Y, como todos los santos tienen octava, pintiparado el viernes siguiente a aquel jueves eucarístico, uno de los que brillan más que el sol.
El sol, desgranando sus rayos en mil bastoncillos azules para iluminar un cielo transido de apóstoles e Inmaculada, hace de telón de fondo para El Gran Teatro del Mundo. Excelente creación del artista Antonio Serrano para transformar, durante dos horas, el Corral en ático hacia la gloria y el Carbón en blancura de hostia o de sudario.
Un inusual deleite siente el hombre de bien al escuchar esos versos inspirados, esas metáforas afortunadas, esos juegos de proposiciones. Ante un castellano algo adocenado como es el de hoy, Calderón se yergue como paisaje para el deleite del oído y remanso para la escucha de nuestro pensar en su bisbiseo. Pero si Calderón es proclamado por una compañía como los Mira de Amescua, el agrado alcanza los ámbitos del embeleso y los entornos de la seducción. Así como el madrileño encaja perfectamente versos con argumentos, los granadinos paladean cada palabra para que surta efecto y gesticulan cada seña para gane afecto.
Los grandes y veteranos de la compañía son los atlantes que llevan ese mundo sobre sus hombros: Esther Rodríguez, con su precioso devenir de vanidosa a compungida; Antonio Pérez Casanova, salido de una armilar sorpresa y luego acertado demiurgo de la función; Juan Antonio Rodríguez, el donaire con azadón cargado de salero; Paco Bueno, arriba; Macario Funes, siempre expresivo; Juan Ramón Hidalgo, la página dramática… El llorado Germán les dijo que cantasen, como impronta, y ahora lo hacen hasta el Tantum ergo, puede que para que un auto no eucarístico encaje con la fiesta grande de Granada.
Calderón vivo de nuevo en un corral de comedias. El público llenando el patio, que siempre acude a los autos del Corpus. Mientras yo remedo al Mundo: al teatro salid de las verdades, que este teatro de ficción ha sido.
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