Una comedia con más adrenalina que gracia
Andrés Molinari
Martes, 19 de diciembre 2023, 00:13
En nada se nota la nueva alcaldesa de Granada ni las ganas que se le suponen, al principio, a su concejal de Cultura. Y ya ... hace muchos meses. Seguramente la molicie les haya llegado anticipadamente.
Me refiero a la programación teatral del teatro municipal. Que no puede ser más paupérrima, improvisada con piezas baratas y sin gracia, textos lleno de tacos y escatología, gritos suplantando sentimientos y actores de una mediocridad pasmosa. Muestra ejemplar de lo que afirmo es la supuesta comedia titulada 'Estado de Alarma', que sufrimos el fin de semana pasado, en el Teatro Isabel la Católica, en vísperas de una de las fiestas mayores del año.
Los dos actores gritan y parlotean con ese grandísimo defecto que aqueja a los histriones de hoy: que pronuncian y vocalizan tan rematadamente mal, que no se les entiende casi nada de lo que replican o peroran. ¿Qué ha dicho, qué ha dicho?, se escucha bisbisear por el patio de butacas. A ver si los de oído más duro, los más frecuentes entre los asistentes, pueden enterarse del chiste lanzado al bies.
Un decorado ahíto de palabrotas entre pintarrajos fosforitos, un atrezo mal costeado, un vestuario de mercadillo y una puesta en escena sobre la que uno se pregunta: ¿Con qué criterio, la concejalía elige las obras teatrales llegadas de Madrid, de un ayuntamiento que desea competir para nombrar Granada como Capital Cultural de Europa?
La obra en sí pretende lo que nunca consigue. Y es una pena porque el argumento podría dar mucho de sí. Es el defecto de los críticos, que hemos visto tanto teatro que, sin querer casi, construimos donde otros tabletean. Menos adrenalina en los grititos y más sinceridad en las diatribas. Fuera tanto teléfono móvil que atenaza y poco aporta. Más ternura en ella y menos ganas de ver porno. Mutis más salerosos para una comedia de sofá frente al público, que es lo que es esta comedia, género muy manoseado pero siempre efectivo para el vodevil. Nada de proclamas panfletarias sobre la pandemia: El actor ha de afligirnos con su actuación, nunca predicarnos lo que tenemos que sentir… Dos prisioneros por aquel estado de alarma, dos seres humanos encerrados esperando la vacuna. ¡Qué buena ocasión para remedar 'Esperando a Godot'! Pudo ser, pero no fue.
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