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Américo Castro retorna a la Universidad de Granada
El Hospital Real acoge una exposición con 221 documentos y obras de arte para recuperar la figura de uno de sus alumnos más insignes, exiliado durante décadas a Estados Unidos por su condición de republicano
Si Américo Castro viviera en el siglo XXI, sería un habitual de las tertulias políticas de televisión y de las tribunas de opinión de los ... periódicos. Porque este granadino de Huétor Tájar nacido en Brasil no solo fue uno de los grandes intelectuales novecentistas, cuya figura se estudia en los libros de texto, sino un gran teórico sobre España y sobre los grandes problemas de España. Él defendía, nunca con vehemencia, que la constitución cultural hispana solo se entiende desde la convivencia de cristianos, judíos y musulmanes hasta principios del siglo XVII. El Hospital Real acogerá hasta el 10 de enero una espléndida exposición para recuperar la figura de este insigne pensador –nacido en 1885 y fallecido en 1972- que organiza el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Patrimonio de la Universidad de Granada, donde Américo se licenció en Filosofía, Letras y Derecho allá por 1904.
La muestra, que cuenta con 103 piezas colgadas en los muros centenarios del Crucero del Hospital Real más otras 118 en las vitrinas, está comisariada por la persona que mejor conoce y más ha estudiado la vida y obra de Américo Castro, el catedrático de Antropología Social José Antonio González Alcantud, que precisamente este año ha publicado el libro 'Américo Castro y la Historia de España', un volumen resultado de tres años de investigación en los que ha consultado documentos prácticamente inéditos y que ahora se pueden ver y oír en Granada. Sí, oír porque una de las joyas de 'Américo Castro y su tiempo', que así se llama la exposición, es la grabación de una conferencia pronunciada por Américo el 23 de abril de 1962 en la Universidad de Harvard y que esta institución ha cedido para la ocasión.
La zona expositiva se divide en dos niveles y nueve secciones, según ha explicado María Luisa Bellido, directora del Área de Patrimonio de la UGR. Los dos niveles son, por una parte, lo que se puede contemplar en las paredes. Verdaderos tesoros como pinturas de Sorolla, Zuloaga, Rusiñol, López Mezquita o Toulouse Lautrec. Y lo que se ha colocado en los expositores. Como correspondencia dirigida por Américo Castro a notables como Fernando de los Ríos. Y las nueves áreas muestran la trayectoria vital y profesional, como historiador y como filólogo, de Américo Castro. Un recorrido que empieza con los orígenes y la familia de Américo, de madre de Alhama y padre de Huétor que emigraron a Brasil durante dieciocho años, y que continúa con el contexto cultural de la Granada de finales del XIX y principios del XX, esa que florecía gracias al cultivo de la remolacha.
Datos básicos
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Nombre de la exposición 'Américo Castro y su tiempo'.
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Lugar Crucero del Hospital Real.
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Fechas 22 de octubre a 10 de enero.
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Horario Lunes a viernes, de 11.00 a 14.00 horas, y de 17.30 a 19.30 horas.
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Visitas guiadas 5 y 19 de noviembre y 3 y 17 de diciembre. A las 18.00 horas. Aforo limitado previa inscripción.
La visita prosigue con una visión de aquella España, con referencias a los amigos de Américo y su prolongada estancia en el extranjero. Huyó a Argentina al comienzo de la Guerra Civil tras enterarse por la radio de que lo buscaban para asesinarlo –durante la II República fue embajador de España en Berlín- y desde ahí pasó por países como Brasil, Chile o Venezuela antes de instalarse en los Estados Unidos, en 1938, donde dio clases en universidades como la de Wisconsin, Texas o Princeton. No retornó a España hasta 1970 por razones personales –su esposa Carmen Madinaveitia sufría una enfermedad terminal-. Los últimos apartados están dedicados a la semítica de Ámérico, Marruecos y a personas imprescindibles para entender su biografía como su hija Carmen.
Recuperar el legado
La vicerrectora Marga Sánchez ha comentado que 'Américo Castro y su tiempo' es una de las exposiciones más complejas que ha organizado la UGR en los últimos años, y que es consecuencia de una de las líneas de trabajo apuntadas por el rector Pedro Mercado: «Recuperar el legado de personalidades que han estado vinculadas a la UGR». Respecto a la actualidad de Américo, Gutiérrez ha destacado la vigencia de su «debate sosegado» y su «opinión amable» frente a «la tormenta que enturbia la política en España hoy día». Bellido ha resaltado, por su parte, que 'Américo Castro y su tiempo' ha contado con el concurso de treinta y ocho prestatarios, lo que evidencia la complejidad de este proyecto.
En el acto de presentación, González Alcantud ha glosado a Américo Castro, uno de los principales representantes de la «España de las tres culturas». Formó parte de la generación institucionalista desde la Junta de Ampliación de Estudios hasta su marcha forzada a los Estados Unidos. «Destacó como liberal y librepensador desde muy joven», ha señalado el profesor. Tras doctorarse en la Universidad de Madrid y trabajar unos años en París, se incorporó al Centro de Estudios Históricos impulsado por Ramón Menéndez Pidal. Fue uno de los promotores de la liga laicista –se casó por lo civil-.
Defendió a ultranza la lengua castellana en sus múltiples viajes por Hispanoamérica, lo que le llevó a polemizar con Jorge Luis Borges. En el terreno de la renovación pedagógica, tuvo gran interés por la enseñanza en todos los niveles, al igual que en la incorporación de los métodos científicos en la España más atrasada. Introdujo el horizonte semítico en la cultura de España y negó que sea una nación eterna. Hasta el punto de afirmar que la palabra España era de procedencia provenzal.
En su labor educativa en Estados Unidos obtuvo una gran influencia, formando a muchos hispanistas, sobre todo de origen judío. Fue un gran polemista, y ello le llevó a tener una continuada enemistad con otro ilustre republicano, Claudio Sánchez Albornoz. Esta polémica fue muy sonada, pues estaba relacionada con el «ser de España'«, pleito que arrancaba con la generación del 98. Pero también tuvo controversias con Marcel Bataillon, Emilio García Gómez e incluso con su maestro Ramón Menéndez Pidal.
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