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Alejandro Sanz: la música como medicina
El madrileño encandiló a sus seguidores, algunos de los cuales llevaban dos días acampados ante el coso
Juan Jesús García
Viernes, 23 de junio 2023, 00:44
«Ocho años sin volver a Granada es una vergüenza. Es una ciudad muy especial, y solo quisiera poder devolveros un poco de lo que ... esta ciudad me ha dado a mí...». Con estas palabras se dirigió Alejandro Sanz a los 10.000 incondicionales que acudieron al concierto de anoche en la Plaza de Toros de Granada.
Alejandro Sanz 'en vivo' sigue muy vivo, es un profesional intachable, tan serio que contrasta con el sentido del humor de sus intervenciones como jurado en los espacios de talentos televisivos. Aquí manda una amplia tropa de técnicos y músicos de lujo que tiene que funcionar como un Rolex, y es responsabilidad que maneja con precisión y naturalidad.
Todos estaban situados en sus puestos, incluido el público ansioso (ya de un par de generaciones), cuando se encendieron las pantallas para ofrecer una confesión rimada sobre su vida: «Soy el hijo de María y de Jesús, el de Alcalá y el de Algeciras»… desde que era el 'distinto' de la clase; tras la que arrancó su espléndida banda con un instrumental poniendo banda sonora a un vídeo de estética greco-romana, donde enseñaba su trabajada musculatura y su colección de tatuajes. Y ahí explotó todo.
Al abrirse las pantallas a modo de telón apareció a contraluz en un pódium con teatral escalera de bajada, provocando el emocionado grito general de bienvenida. Elegantemente trajeado, comenzó ya de cuerpo presente con 'No es lo mismo' y el equipo a todo trapo con hechuras de rock enérgico. Mención merecen sus compañeros de escenario, su 'once' galáctico con Mike Ciro en las guitarras, Alfonso Pérez que es su teclista y director musical, Carlos Martín en la percusión y vientos, el trompetista Mirón Rafajlovic, Helen de la Rosa tras la batería, la bajista Brigitte Sosa, los también teclistas Glenda del Monte y Chris Hierro, y los coros de la cantante de Jazz Txell Sust y de R&Blues Karina Pasian, que fue descubierta por Quincy Jones. Aunque a decir verdad, la sección coral fue el de las 10.000 personas que le acompañaron cantando toda la noche.
Piezas veteranas
Aunque tiene un álbum para defender, y un mini que quema en las manos, optó por dar al público lo que pide, y así el programa recorrió su ya larguísimo cancionero en formato directo o mix para ahorrar tiempo. A las madres les gustó también otra pieza veterana con segundas lecturas a día de hoy: 'Todo lo que fui es lo que soy', de 1991. No faltaron las más deseadas, pongamos que 'Deja que te bese', 'El alma al aire', 'He sido tan feliz contigo' 'Mi marciana' o 'Desde cuándo', con las que siguió rompiendo corazones, por más que ya vinieran 'partíos' de casa.
La entrega oficial se terminó precisamente con esa, como mandan los cánones para acabar en lo alto. Para la coda del concierto se reservó la también confidencial 'Viviendo deprisa', que dejó cantar al público quedándose él apenas los apuntes de la letra; con la intensa 'Lo ves', en modo 'hombre del piano' tocó fondo de intimismo, para ir remontando con 'Amiga mía', y finalizar pletórico (pero sereno) preguntándose «si la vida es una rueda… Y nadie sabe cuándo tiene que saltar… La miro ¿y si fuera ella?». Si en los conciertos se pudiera 'salir por la puerta grande', para la de Sanz, anoche, no habría madera para tanta puerta.
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