«Afronto mis compromisos de Granada con la misma ilusión del primer día»
David Fandila 'El Fandi' recibe a IDEAL en la Monumental de Frascuelo, en el mismo lugar en el que hace 25 años empezaron a fraguarse muchos sueños
María Dolores Martínez
Jueves, 19 de junio 2025, 00:26
Es la víspera de su feria y el diestro granadino mira con ilusión su plaza, en la que este año actuará por partida doble para ... celebrar esta efeméride. Hoy jueves, con Manzanares y Alejandro Talavante frente a toros de Álvaro Núñez, y el sábado en la corrida lorquiana para estoquear los victorinos junto a Castella y Miguel Ángel Perera.
Aquel 18 de junio de 2000 nació un nuevo matador y con él toda una carrera plagada de éxitos. Para el toreo y su querida Granada. David hace memoría de aquel día, nada fácil por su grave lesión en el codo derecho. Lo recuerda «con mucho cariño y con la satisfacción de haber conseguido algo que era prácticamente imposible». Lógicamente, no es ni el mismo hombre ni el mismo torero, «como persona la vida te hace madurar, te enseña y te muestra todo lo que has hecho. Si lo asimilas, creces, y si no, te aburres». En ese salto ha sido fundamental en estos últimos años la estabilidad que le ha dado formar una familia junto a Yolanda Ojeda. «No es que sientes más la cabeza, pero sopesas y valoras todo mucho más. En la vorágine de la juventud vas deprisa a todos lados y llega un momento en que no se disfruta».
Desde que era prácticamente un niño David aprendió el valor del sacrificio «por una profesión que es grandiosa en muchísimos aspectos», pero que tiene trabas e ingratitudes como cualquier otro trabajo. «Hay que ser fuerte, perseguir lo que se quiere y adquirir la cualidades necesarias para tener un sitio propio dentro del toreo». En ese camino, su mayor triunfo ha sido siempre el cariño del público, «cuando consigues forjarte como una figura y alguien a quien se admira, eso se palpa hasta cuando vas por la calle. Es una de las satisfacciones más grandes que me llevo».
Cifras
En su camino hacia lo más alto, David encontró un pilar fundamental en su familia y en otra «mucha gente que apostó y confió en mí desde primera hora, como fue el caso de la casa Miranda». No es fácil condensar toda una carrera ni hacer balance de tantísimas actuaciones, pero basta asomarse a sus cifras y estadísticas para entender el alcance de lo logrado: 1.789 corridas, 3.695 orejas, 234 rabos, 51 indultos, y nueve temporadas en lo más alto del escalafón (una de ellas como novillero). Por lo que respecta a Granada, el número de puertas grandes asciende ya a 54 de 57 posibles.
En su retina, dos encerronas en Granada, la de 2005 y 2013. La cornada que sufrió en el cuarto toro en la primera de ellas y el dolor que soportó tras pasar por la enfermería hasta terminar su compromiso convirtió aquella tarde en algo histórico. Fue un punto de inflexión en su carrera que «me hizo crecer muchísimo en confianza».
Cuestionado acerca de Madrid y Sevilla, reconoce que en el currículum «salir a hombros en esas plazas tiene que ser algo maravilloso, pero no lo tengo como una espina porque he tenido tardes importantísimas en Madrid con sensaciones profesionales y personales increíbles por su exigencia. En Sevilla también he sentido el cariño y el respeto de la gente. Seguir anunciándose en las dos después de muchos años es el mejor premio que hay».
El secreto del éxito para David Fandila no es otro que «la resiliencia y la perseverancia de no aburrirte y de tirar para adelante cuando tienes lesiones, problemas o épocas en las que profesionalmente no estás bien o no tienes el punto fresco que a tí te gusta». Su sonrisa y la forma de transmitir tanta fuerza ha escondido también «días en los que uno va por dentro hecho polvo. Que lleguen las cinco de la tarde, te pongas el traje y consigas que todo sea diferente, creo que tiene mucho mérito».
David es un torero muy admirado pero, igualmente, una figura a la que la crítica le ha exigido mucho desde siempre. Su regularidad en el triunfo, sus portentosas facultades, la contundencia con las banderillas y su capacidad lidiadora se le han vuelto a la contra en más de una ocasión. «Uno se debe al triunfo, lo busca y no quiere defraudar. Puede que me haya perjudicado ser yo mismo pero no cambiaría nada. El Fandi ha marcado una identidad y un sello propio con las banderillas y El Fandi sin las banderillas no hubiera sido ni mejor ni peor. Desde pequeño fue una parte fundamental de la lidia porque jugaba a banderillear».
Esta tarde se reencontrará de nuevo con su afición más querida. «Cuando vengo a Granada, vengo a mi casa, pero hasta que no pasa la feria no me quito un gran peso de encima. Es algo muy positivo porque esa responsabilidad te hace crecer, pero te quita muchas horas de sueño. Lo afronto con la ilusión del primer día, con las ganas de estar bien y el deseo de no defraudar a nadie».
La retirada está cada vez más cerca. Es ley de vida y «a veces uno le da vueltas. No será fácil cerrar una etapa y ser capaz de pasar página, pero todavía me quedan muchas cosas por hacer. Quiero dejar un legado y que mis hijas, cuando crezcan y le hablen del Fandi, sepan que hizo cosas grandes».
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