Victorino rinde homenaje a Federico con un gran encierro
'El Fandi' pone broche de oro a su feria cortando dos orejas de un excepcional cuarto toro
Francisco Martínez Perea
Domingo, 22 de junio 2025, 00:18
La corrida de ayer tarde, la ultima de a pie del ciclo ferial granadino, era especial por muchas y diversas razones. Una de ellas, por ... tratarse de la segunda edición de la Corrida Lorquiana, primorosamente montada por el Ayuntamiento de la capital, el Capítulo Granada de la Federación Toro de Lidia y la empresa Funtausa, responsable de la organización de los espectáculos taurinos en el coso capitalino. Otra, por la presencia, siempre imponente, de los toros de Victorino Martín catorce años después de su último encierro en Granada. Y una tercera, fundamental, por la terna encargada de matarlos, poco habitual en corridas de este hierro, encabezada por David Fandila 'El Fandi', que en el veinticinco aniversario de su alternativa y en la feria que le rinde homenaje por su triunfal trayectoria, había querido tener el gesto de corresponder a esa efeméride enfrentándose, junto a otras dos figuras, el francés Sebastián Castella y el extremeño Miguel Ángel Perera, a una corrida de máxima exigencia, algo ciertamente plausible.
Los toros de Victorino Martín garantizan siempre, por las características de su encaste y peculiar trapío, emociones fuertes. Los bravos con clase, esos que humillan y se emplean con gran codicia, porque ponen a prueba las capacidades técnicas y artísticas de sus lidiadores y los que lo son menos -incluidos los llamados alimañas- porque plantean problemas de todo orden que sólo se superan con oficio, disposición y asumiendo riesgos nada habituales. No hay, por tanto, toros fáciles en este ya mítico hierro y eso trasciende a espectadores y aficionados, que viven con inusitada pasión y emoción cuanto ocurre en el ruedo, ayer, por cierto, convertido en un pequeño museo de recuerdos del poeta de Fuente Vaqueros, con motivos varios, incluida la música, que permitieron que su figura estuviera presente en todo momento antes y durante la lidia de todos los toros.
Los ejemplares que Victorino Martín seleccionó para su reencuentro con Granada, de pareja e impecable presentación, cumplieron con creces las expectativas de los aficionados y fortalecieron el bien ganado crédito de la ganadería, base de muchas ferias y con un historial insuperable. De este hierro, que mantiene intactas las características y peculiaridades marcadas a fuego por su creador, el inolvidable Victorino Martín Andrés, se esperan siempre comportamientos que garanticen seriedad, emoción y bravura en distintos grados y de todo ello estuvo sobrado el encierro, con un buen primero, sobre todo por el pitón derecho, un segundo bronco y difícil, un tercero con clase, un cuarto extraordinario, un quinto enrazado y con buen fondo y un sexto complicado.
La pelea en varas
Los dos toros que sorteó ayer 'El Fandi', de parecido nombre, 'Bolsico' y 'Bolsiquero', ambos cárdenos bragados, tenían, como el resto, mucho que torear, teclas abundantes que tocar para que la bravura encastada de uno y las bondades del otro, excepcional, pudieran ser encauzadas en pos de un triunfo que el diestro de la tierra buscó afanosamente desde que se abrió de capa con el que abrió plaza. Un Fandila, en carne viva, sin dejarse influenciar por una responsabilidad para él extrema por la corrida en sí, por el carácter especial de la misma y por el ambiente creado, que hizo alarde de una entrega admirable y planteó su particular reto con las mismas armas que ha esgrimido siempre: técnica impecable, capacidad, poderío y sobrado valor.
'El Fandi' quiso ser el mismo torero reconocible y auténtico de siempre y dejó clara constancia de esa maestría suya, llena de cromatismo, forjada a lo largo de sus más de sus casi mil ochocientas corridas de toros, registro que han alcanzado muy pocos diestros en la historia del toreo. Fiel a su estilo, manejó el capote con lucimiento y clase, se hizo aplaudir con fuerza en dos quites por chicuelinas, estuvo solvente con los palos y sorprendió a muchos con la muleta, en dos faenas propias de un torero hecho, de vuelta de mil batallas y con las ideas claras. Tuvo importancia su pelea con el que abrió plaza, al que terminó por imponerse con solvencia, facilidad y buen toreo, aunque le faltó algo de acople en algunas fases. Con el cuarto, David quiso, supo y consiguió rendir su particular homenaje a Federico, el más ilustre de sus paisanos, tal vez sin la lírica fluida y hermosa del inmortal poeta, pero con la grandeza del valor y la raza. Está vez sí hubo acople pleno, temple, ligazón, sentimiento, firmeza y capacidad. El toro, que hubiera merecido los honores de la vuelta al ruedo, facilitó la tarea del granadino, es verdad, pero tuvo enorme mérito por parte de David estar a su altura. Pese al pinchazo previo, entrando a ley, paseó el doble trofeo de su oponente. Seguro que García Lorca se sintió ayer orgulloso del terrenal granadino con el que compartió protagonismo en esa Monumental de los sueños que lleva con orgullo el nombre de otro mito de la tierra, concretamente de Churriana de la Vega, llamado Frascuelo.

Sebastián Castella no se entendió del todo con su primero, un toro bronco, que nunca fue metido en los engaños y que se defendió más que embistió. Se entregó algo más por el pitón derecho, pero sin la codicia necesaria para propiciar el triunfo del espada. El de Béziers, que suele gustarse en las cercanías y pisar terrenos de los llamados prohibitivos, aprovechó mejor la calidad del quinto para reivindicar la clase y el valor que atesora y construir una faena de mucha enjundia, con series de tanta calidad como intensidad. Hubo ligazón, temple, pulso y, lo que es mejor, vibración, hondura y largura. Una pena que fallara reiteradamente con la espada.

La plenitud de Perera
Miguel Ángel Perera, que vivió la primera edición de la Lorquiana por la vía de la sustitución y ayer repitió por derecho propio merced a su triunfo en aquella histórica tarde, tiene atributos de sobra para poder con cualquier tipo de toro, incluido el de Victorino, y lo demostró sobradamente. Posee una técnica privilegiada, su valor está sobradamente probado y domina como pocos el toreo de cercanías, ayer difícil de ejecutar por las exigencias de sus dos oponentes, pero que terminó por hacerlo y lucirlo con el tercero, un toro llamado 'Hermenéutico', bravo y con un gran fondo de clase, al que entendió de forma admirable y con el que entabló una pelea digna de una figura de su talla. No dio facilidades ese victorino, con las señas de identidad muy definidas, pero tuvo enfrente a un rival poderoso y firme que le hizo frente sin titubeos y la batalla, que lo fue por momentos, terminó por decantarse del lado del extremeño, que también se había lucido en el recibo capitero. La media estocada y un certero descabello le sirvió para cortar una merecida oreja.
Con el que cerró plaza, un morlaco con 639 kilos, pero con mucha romana también de raza, Perera dio muestras de su plenitud y capacidad lidiadora. Poderoso y con la mente despejada, el extremeño le buscó las vueltas al toro y hasta se permitió sacarle varias series de manos baja de mucho mérito. Como Castella, perdió los trofeos por su fallo con la espada.
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