Los rejones cierran el Corpus por todo lo alto
Andy Cartagena, Diego Ventura y Sebastián Fernández ponen el mejor colofón a la feria y abren la puerta grande tras sumar ocho orejas
María Dolores Martínez
Lunes, 23 de junio 2025, 00:12
La corrida de rejones que ayer remató por todo lo alto el abono de la feria taurina del Corpus volvió a ser un espectáculo especialmente ... intenso por el excelente nivel artístico exhibido a lo largo de toda la tarde y las muchas sensaciones que supieron transmitir sin descanso los rejoneadores Andy Cartagena, Diego Ventura y Sebastián Fernández. También, por el buen juego desplegado en conjunto por los toros salmantinos de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, hierro que volvía a la Monumental de Frascuelo tras su gran éxito en el serial del pasado año.
El encierro se lució en cuanto a calidad, con cuatro toros de excelente fondo, pero igualmente por su magnífica presentación y estampa, con tres astados que superaron en la romana los 600 kilos y uno, el tercero, que alcanzó los 668.
La terna salió a hombros tras sumar ocho orejas, pero por encima de trofeos y de los logros personales de cada uno lo que es todo un regalo para los sentidos es comprobar las altísimas cotas que ha alcanzado un arte tan grandioso como es el del rejoneo.
De forma especial, cuando Diego Ventura aparece en escena (hasta se nota en el run run de la plaza) y uno cree que todo está inventado y que el ajuste, la improvisación y la creación artística son difícilmente superables en estos momentos. Una equivocación, porque bastan segundos para que el luso sevillano deje boquiabierta a toda una plaza y demuestre en un palmo de terreno que no tiene ni techo ni fin. Su capacidad lidiadora es tan grande, como lo son también su valor, su amor propio y su suficiencia a la hora de dominar su extraordinaria cuadra, con equinos que son auténticas figuras.
Su primera labor se vio muy condicionada por la falta de raza del burel. Lo llevó cosido siempre a la grupa, arriesgando junto a tablas, y le aguantó una enormidad en el centro del anillo con Quitasueños para clavar con enorme mérito. El tono de su quehacer siguió cogiendo altura con las rosas, pero el uso del descabello lo emborronó todo y tuvo que conformarse con palmas tras leve petición.
Derroche de maestría
Se desquitó con creces en el quinto, con el que llegó ese derroche de maestría que lo hace único e irrepetible. Lo suyo es torear a caballo y, por eso mismo, pulsea al galope, carga la suerte y se aprieta en los embroques como si de un matador se tratase. En su labor, hubo hasta cante desde el tendido, mientras el mismo se sentía con Oronegro y ponía la plaza boca abajo. Los violines y un rejón entero en dos tiempos pusieron el colofón soñado y dos orejas en sus manos.
Aunque Ventura es un ídolo indiscutible, Andy Cartagena y Sebastián Fernández demostraron también con creces porque están en los puestos de cabeza del escalafón y ocupan ese lugar de privilegio entre los máximos exponentes del arte de Marialva. Un logro nada fácil y especialmente plausible cuando se llevan casi 30 años de alternativa, como es el caso de Andy Cartagena. Bastó ver la facilidad con que enceló y clavó el rejón de castigo al primero de Sánchez y Sánchez, montando a Dama, para constatar que nada es gratuito.
Impresionante su forma de templar con la grupa y apurar al máximo las distancias con su precioso caballo perla Cartago y con Baena. El mejor colofón llegó a lomos de Pintas y tres cortas al violín, cuando el astado ya había entregado la cuchara. Paseó una oreja y se le pidió con fuerza la segunda con bronca a la presidencia, tras matar en todo lo alto.
El cuarto fue un pozo sin fondo y Cartagena vio pronto que tenía que poner todo su conocimiento y recursos para redondear la tarde. No lo dudó cuando apostó por Bandolero y los alardes de cara a la galería y con Pintas y las cortas al violín para calar con fuerza en el tendido. Como, además, remató con espectacularidad fueron incontestables las dos orejas.
Sebastián Fernández es un rejoneador que crece a pasos agigantados y se abre paso por méritos propios en las principales ferias del panorama nacional, como ha sido el caso de su reciente confirmación en la Feria de San Isidro. En sus formas se nota la impronta del que ha bebido del toreo más puro, campero y tradicional, pero también los nuevos aires impuestos por la gran exigencia del toreo actual y maestros de la talla de Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura.
De todas esas cualidades dejó clara constancia a lo largo de la tarde. Se fue decidido a la puerta de toriles con Seda Gris para recibir garrocha en mano al tercero, que prometió más, pero acabó tomando posiciones junto a tablas y complicando la suerte suprema en la querencia a chiqueros. Su actuación en conjunto destacó por la limpieza y excelente colocación de las banderillas y su perfecto dominio de los terrenos con California y Junco. Pincho antes de enterrar el rejón de muerte y paseó un apéndice.
Sebastián brilló en toda su plenitud con el que cerró plaza. La boyantía del astado y el derroche descomunal de raza e ilusión del granadino hicieron de la faena una labor de alto voltaje emocional para sus paisanos, que pidieron con fuerza y lograron para él las dos orejas tras enterrar el rejón de muerte con toda su alma.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.