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Alberto López Simón.
Una tarde muy venida a menos

Una tarde muy venida a menos

Puerta Grande para López Simón y oreja para 'El Juli' y Roca Rey

F. MARTÍNEZ PEREA

Domingo, 29 de mayo 2016, 00:33

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A primeras horas de la tarde las rachas de viento no presagiaban nada bueno. Poco después los nubarrones negros iban cubriendo el cielo para sumarse a una predicción meteorológica que anunciaba fuertes chubascos coincidiendo con el inicio del festejo. Precisión casi matemática, porque poco antes de las seis y media la llovizna hizo su aparición. Estaba claro que todos los elementos se habían puesto en contra del sábado de feria, marcado ya por la caída del cartel de uno de sus principales reclamos, José Antonio Morante de la Puebla, afectado por una infección viral, contratiempo al que se sumaba una final de la Champions con dos equipos españoles que muchos aficionados, incluidos los taurinos, no se querían perder. Aunque se adelantó media hora el inicio de la corrida, lo normal, visto lo visto, es que ocurriera lo que finalmente ocurrió y que la Monumental de Frascuelo ofreciera un aspecto muy distante, por pobre, algo más de un tercio de entrada de lo que en condiciones más favorables se hubiera producido.

Y ciertamente fue una pena esta concatenación de adversidades, porque el cartel, aún sin Morante, tenía interés sobrado, con Julián López El Juli asumiendo un doble protagonismo, como matador y ganadero, y dos compañeros de terna que están dando mucho que hablar, el madrileño López Simón, que debutaba en la feria, aunque ya había dejado constancia de su gran dimensión en el festival de Granadown, y el colombiano Roca Rey, que un día antes había impactado a los aficionados locales con un toreo de valor extremo y una variedad poco común.

Lo que ocurrió, pese a todo, tuvo poco que ver con la lluvia previa, las rachas de viento y el frío ambiente, porque las luces y el calor lo pusieron los actuantes. Y eso que el comienzo no fue en absoluto esperanzador porque Travieso, el toro con el que El Juli debutaba como ganadero en corrida de toros como titular de El Freixo, no ayudó a su criador. No le permitió lucirse en el recibo capotero aunque sí logró hacerse aplaudir en un quite por chicuelinas y llegó al último tercio con escaso recorrido y reponiendo, por lo que el madrileño tuvo que perderle pasos y optar por un trasteo tesonero pero de escaso relieve en lo artístico. Mató con contundencia, pero el premio no pasó de una ovación.

Se sacó la espina con el cuarto, un buen toro, aunque sin demasiada transmisión, que Julián, sin embargo, disfrutó a placer. En maestro el madrileño, poderoso, fácil, lúcido. En plenitud de recursos. Mano baja, hondura, templanza, ligazón. Faena ebria de variedad, medida y sentida, justa en los tiempos y siempre a favor del toro. Mató de estocada entera, entrando a ley, pero tardó en echarse y tal vez por ello perdió la segunda oreja.

Dos de presente y futuro

Alberto López Simón sí tuvo material propicio para poder desplegar su particular tauromaquia, basada en la quietud y en las cercanías, pero sobrada también de clase. El toro que hizo segundo de El Freixo tuvo calidad, nobleza y humilló mucho y el madrileño, que lo tiene muy claro, exprimió al máximo semejantes cualidades con un toreo que tuvo en todo momento el beneplácito y la complicidad del respetable, entregado desde el primer momento al buen hacer del diestro, que cuajó series de mano baja, sentidas y de trazo grueso, sobre todo con la derecha, y apeló al arrimón en la parte final con un trasteo intenso y de enorme firmeza en el que destacaron un circular invertido y ajustadas manoletinas. Tenía ganadas las dos orejas, pero la espada hizo guardia en su primer intento y la media posterior le bajó la nota. Pese a todo, paseó la oreja que se pidió con fuerza.

Con el quinto, cuya muerte brindó al ídolo local, David Fandila El Fandi, presente en una contrabarrera, López Simón volvió a encandilar al público, sobre todo en el un inicio de faena de enorme quietud con pases por alto y de pecho, con el torero relajado y suelto y el toro rebosándose en la muleta. Prometía mucho el burel, pero se aburrió pronto y el arrimón final no tuvo la intensidad necesaria. Mató de estocada entera y cortó la segunda oreja que le hacía falta para abrir la Puerta Grande. El público llegó a pedir la segunda, pero el palco presidencial, ayer con Ana Belén Álvarez de titular, puso coherencia al exceso de euforia.

El primer oponente de Roca Rey tenía poco recorrido y no demasiada fuerza, pero enorme bondad, ritmo y clase. Pedía suavidad y poco sometimiento y el colombiano, en su afán de triunfo, no terminó de entenderlo del todo. Algunas tandas no tuvieron el adecuado acoplamiento, aunque logró finalmente lo que se proponía con un arrimón de gran calado en los tendidos. Además, culminó su labor con una fenomenal estocada de rápido efecto que le sirvió para cortar una oreja, con petición incluso de la segunda.

Con el toro que cerró plaza y feria de a pie, justísimo de fuerza, Roca Rey se lució en las chicuelinas que siguieron a los lances de recibo y, sobre todo, en un quite por tafalleras sin inmutarse que tuvo como epílogo cierto sobresalto al resultar el torero tropezado y quedar a merced de burel, que afortunadamente no hizo nada por él. Aunque decidido el colombiano a sentar las bases de un nuevo triunfo, no tardó en advertir que semejante intento estaba condenado al fracaso por la renuncia del toro a la más mínima pelea. Ni siquiera le sirvió para tratar de lograrlo con un arrimón y optó por despenar al toro lo antes posible, cosa que le agradeció el respetable, que pensaba ya más en el acontecimiento balompédico a punto de comenzar que en mayores glorias de una tarde muy venida a menos por las circunstancias expuestas al principio y también porque algunas expectativas no tuvieron justa correspondencia en el desarrollo de la corrida.

El debut ganadero de Julián López El Juli no puede valorarse en conjunto con alta nota, aunque no cabe duda que hubo toros que invitan a la ilusión por su clase y ritmo. Segundo, cuarto y quinto sacaron a relucir algunos valores que seguro su criador querrá acentuar de cara al futuro, pero los otros tres, por flojos o carentes de celo, no pueden ser referencia de nada. En todo caso, en el análisis de cualquier corrida los argumentos podrían ser los mismos. La uniformidad en la bravura encastada no la garantiza nadie y no es exigible, por tanto, a un hierro que acaba de iniciar su andadura y que, eso sí, tiene como base sangre muy fiable de ganaderías plenamente consolidadas .

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