«¿Qué hacemos con la Feria?»

Muchas mejores que tener en cuenta que también pidió el pregonero de este año, el periodista Agustín Martínez, que dejó algunas preguntas como la de «qué hacemos con la Feria», reflexionando sobre la necesidad de apoyarla más y para ello pidió «echar una mano a esta gente», en referencia a los caseteros, cuyo esfuerzo ha permitido y permite continuar la tradición.

El acto había comenzado con la entrega del primer premio Zaguán de Plata que se entregaba a Cervezas Alhambra por su apoyo continuo. Y, después, hubo un reconocimiento especial a la caseta Viva la Pepa, la veterana, nacida en el lejano 1962, por lo que ha cumplido 60 años, veinte más que el actual recinto ferial y justo el doble de la creación de la Federación. Un grupo representativo de la caseta, con sus trajes de gitana, subieron al escenario y recordaron algunas vivencias de tantos años de vida casetera, con recuerdo especial a quienes ya no están.

Hubo también un detalle para quien debió ser la anterior pregonera, Mariquilla que, por circunstancias, ni siquiera pudo estar presente. El ramo de flores lo recibió su hija Lucía Garrido, que dio las gracias en nombre de su madre.

Lucía también llevaba un traje de gitana, una prenda que volvió a brillar en el Carmen de los Mártires donde de nuevo tuvo lugar el acto, casi tres años después, y que tuvo un lleno absoluto, lo que dejaba claro las ganas de volver a reeencontrarse. Prácticamente las cuarenta y dos casetas que forman la Federación estaban representadas en el pistoletazo de salida de las fiestas grandes.

En el acto estuvieron presentes, entre otras autoridades, el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, y la teniente de alcalde, Ana Muñoz, que flanquearon al pregonero y al presentador, también compañero de los medios de comunicación, Fernando Díaz de la Guardia, que glosó la figura de Agustín Martínez, del que recordó su amplia trayectoria profesional y al que se refrió como «compañero y amigo», mostrando en su alocución el gran cariño que le profesa.

Un pregonero que también habló del mejor aprovechamiento del espacio urbano donde se ubica el ferial –«que no se quede lleno de jaramagos»–, de hacer de la fiesta una «palanca de desarrollo turístico» y no que «parezca un engorro». En sus palabras pidió por una feria «que no es siempre la misma», sin eludir la máxima actualidad en referencia a la «inoportunidad» de la coincidencia de la campaña electoral en los días del Corpus, y habló de la feria de centro «que no puede ser una competencia».

Hubo reivindicación, pero también mucha alegría y muchas ganas de pasarlo bien. El pregón del casetero ya se ha pronunciado. La palabra ha sido la primera en brillar en el recinto donde todo está preparado para que lo disfrutemos. Ahora solo faltan contar las horas para que se apriete el botón del encendido y vivir de nuevo el Corpus, en toda su intensidad.