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Cabra montés macho en las inmediaciones del canal de la Espartera, Sierra Nevada J. E. GÓMEZ

Ciervos, jabalíes y montesas saturan sus territorios

El incremento de poblaciones plantea medidas de control para equilibrar sus ecosistemas. La expansión de ungulados fuera de sus territorios crea conflictos con agricultores y ganaderos, accidentes en carreteras y asaltos a plantaciones y cortijos

Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle

Jueves, 6 de septiembre 2018, 19:48

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La tierra está removida alrededor de los troncos de los quejigos y encinas del cerro del Sol, junto a los carriles que conectan la colina ... con los alrededores de la Alhambra y las laderas que descienden, casi en picado, hacia el valle del Darro. Es la marca dejada por grupos de jabalíes que durante la noche hozaron las tierras en busca de alimento. Son señales que hace algo menos de una década solo era posible observar en zonas interiores de bosques y riberas, pero desde hace poco tiempo, solo en los últimos años, sus territorios de búsqueda de comida se han ampliado hasta las cercanías de pueblos y ciudades. Al igual que jabalíes, el resto de ungulados que habitan los territorios de toda España y, en particular, Andalucía oriental, han experimentado un gran incremento en sus poblaciones. La reducción de actividades cinegéticas, la protección de áreas naturales y una concienciación social sobre la conservación de la biodiversidad, han generado el crecimiento de ciervos, cabras montesas, jabalíes y corzos, lo que supone, según los expertos que asistirán a la IX Reunión Ungulados Silvestres Ibéricos en Capileira al inicio del mes de octubre, la ruptura del equilibrio de los ecosistemas y, por tanto, de la estabilidad tanto de estas especies como de la biodiversidad, flora y fauna, que forma parte de ellos. Un aumento poblacional supone que el ecosistema no da abasto para colmar las necesidades de estos animales, y determinadas especies, sobre todo vegetales, ven muy mermada su viabilidad por la presión de estos animales que comen sus brotes antes de que puedan desarrollarse. El desequilibrio ecosistémico genera, además, una creciente conflictividad con agricultores, al invadir los cultivos; con ganaderos al colapsar pastos que utilizan para ganado doméstico. También se generan problemas de inseguridad en el tráfico en las carreteras con una mayor incidencia de accidentes por atropello y el incremento de cazadores furtivos, que en el exceso de poblaciones, encuentran una excusa para su actividad ilícita. A esta problemática se añade el aumento del peligro de transmisión de enfermedades de las que estas especies pueden ser portadoras

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Ciervos, jabalíes y montesas saturan sus territorios