El pueblo andaluz de casas blancas de postal que fue fundado por Julio César

Casares cuenta con una historia milenaria que se remonta a más de 100.000 años, con evidencias de antiguos pobladores en la Sierra de la Utrera y la Cueva de Gran Duque. Una leyenda lo vincula con Julio César, quien supuestamente sanó en los Baños de la Hedionda y mandó construir unas termas. En época romana, fundaron el asentamiento de Lacipo e incluso contó con moneda propia.

Más tarde, albergó una fortaleza africana y resistió la ocupación francesa en 1813. Además, es la cuna de Blas Infante, considerado el padre de la Patria Andaluza, reforzando su importancia histórica y cultural.

Este pueblo, declarado Conjunto Histórico Artístico desde 1978, reúne todos los elementos que definen a los pueblos blancos andaluces: fachadas encaladas, tejados rojizos, callejuelas empedradas y rincones con fuentes y flores.

Entre sus monumentos destacan la Ermita de San Sebastián, la plaza principal presidida por la Fuente de Carlos III, y sobre todo, la vista desde el castillo, desde donde se puede divisar el Estrecho de Gibraltar en los días claros.

El entorno natural ofrece múltiples opciones para los amantes de la aventura. Cuenta con numerosas rutas de senderismo con distintos niveles de dificultad y duración. Estos senderos permiten explorar la Sierra Crestellina, disfrutar de vistas al Mediterráneo, Gibraltar y África o recorrer zonas de bosque mediterráneo y riberas de arroyos como el Zarabanda o el de la Acedía.

Pero no solo ofrece turismo de interior, sino que su posición le hace contar con hasta cuatro playas en la zona de Casares Costa. Entre ellas destacan Playa Ancha, una playa urbana con paseo marítimo y buen nivel de ocupación, y Playa Piedra Paloma, designada como playa canina.